La pintora bogotana Ana Mercedes Hoyos, fue la artista colombiana más reconocida internacionalmente, construyó su mundo píctorico alrededor de la vida de San Basilio de Palenque. En una entrevista que dio al periodista Enrique Mickelsen dice abiertamente que entre las palanqueras y las frutas descubrió el cubismo . “Una fruta cortada por un palenquero puesta en una palangana es como una máscara africana, y esto obedece a que ellos nunca rompieron con su raza, siguen siendo muy africanos, genuinos. Yo exploraba la geometría y descubrí que en las palanganas de las palenqueras estaban todos los elementos que yo siempre había buscado en la historia del arte.” con el equilibrio visual. Ana Mercedes descubrió en lo cotidiano, en el lazo del delantal de una palenquera, en el grueso volumen de su cuerpo, en los hombros anchos, en sus caras angulosas inspiración para universalizar formas con aroma caribe y con la luz del trópico, como le dijo a Michelsen en su entrevista: “Rescato en la pintura la luaz. Ya no pienso en el color a pesar de que mucha gente diga que mi pintura es colorista. En mi cabeza yo eliminé el color. Yo no pinto pensando en el rojo, en el amarillo o en el azul, sino en la reacción de un color al lado del otro y cómo de esa reacción va apareciendo la luz. No pienso en los tonos sino en cómo voy a crear la luz”.
Murió a los 72 años convencida de que la pintura nunca moriría. “Yo creo que la pintura buena no se va a acabar nunca. Lo que se acaba es la pintura mala. En Colombia hay una gran equivocación al respecto. Lo que se acabó no fue la pintura sino las escuelas de arte y en un 90 por ciento la crítica seria. Así como Colombia está en crisis, el arte también. De esta forma, lo que la gente joven está planteando ahora es lo que le ofrece Colombia. No es que yo sea retrógrada. Conozco y me gusta el arte de vanguardia. Pero las buenas obras permanecen por la solidez de su estructura”. Y su obra quedó definitivamente entre las grandes obras del arte colombiano y latinoamericano.