¡Amores que ya no quedan!
El 13 de febrero se conoció la noticia sobre la eutanasia que de manera simultánea decidieron practicarse el ex primer ministro de Países Bajos Dries Van Agt y su esposa Eugenia. Habían jurado estar siempre juntos, morir agarrados de la mano y así lo cumplieron. Una escena trágica y romántica a la vez; las manos gélidas entrelazadas de una pareja que después de 70 años de matrimonio, seguramente seguía profesándose exultante amor y por eso optaron por dormir juntos eternamente aplicándose la misma inyección.
Algo parecido había visto en la biografía del mundialmente conocido escritor austriaco Stefan Zweig, quien en 1942 se fue a vivir al Brasil; pero preocupado por la posibilidad de expansión del nazismo por todo el mundo, junto a su esposa decidieron más bien, fundirse en un abrazo y tomar una sobredosis de barbitúricos. Fueron encontrados por sus empleados en una escena que más que de muerte parecía una escena de amor.
Dice don José Ortega y Gasset que el amor es “el intento por canjear dos soledades” tal vez por eso, el solo hecho de figurarnos la ausencia del otro, a veces enloquece, al menos eso sucedía en otros tiempos. Hoy somos más partidarios del eros recreativo y más reacios a ratificar lo que Jean Paul Sartre llamó los amores necesarios.