'Amores criminales', una obra de gran mérito

'Amores criminales', una obra de gran mérito

"El enlace entre la literatura y el derecho juega un papel cada vez más importante en la vida de Abelardo De La Espriella". A propósito del libro escrito por el abogado

Por: Martin Eduardo Botero
noviembre 30, 2020
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'Amores criminales', una obra de gran mérito

Es para mí un gran placer presentar mis felicitaciones al prestigioso abogado, conferencista, jurisconsulto y empresario Abelardo De La Espriella por los enormes logros obtenidos hasta ahora, por sus esfuerzos humanitarios y dedicación a ayudar a los demás, y por la reciente publicación de su última pieza literaria, titulada Amores criminales (C.Editorial PanHouse). Este es uno de esos libros geniales de ficción y realismo donde no hay ni una palabra de más y existe una buena razón para desearle que cumpla muchos más. Cabe destacar que las ganancias obtenidas por las ventas del libro se donarán a la campaña Cosecha Solidaria para seguir ayudando a miles de colombianos han de repercutir en la comunidad en su totalidad y no en un beneficio personal.

La pedagógica e instructiva obra literaria del Sr. Abelardo De La Espriella es una vuelta a una realidad viva y dolorosa de las tragedias humanas o males que sufren las sociedades modernas de nuestro tiempo no son solo políticos y económicos, sino también emocionales, mentales, sociales y espirituales. Nos referimos concretamente a esos actos bárbaros y criminales consumados por amor que, bajo distintas formas, se presenta en la sociedad y pueden marcar para siempre, dejando ver una crueldad sin par. Escrita con la mejor prosa de su autor, la obra es una lúcida y feroz reflexión histórica y psicológica compleja sobre quienes cometen crímenes odiosos o actos intolerables contra inocentes, ocasionando un terrible sufrimiento a las personas directamente afectadas y a sus familias. Todas parecen motivadas por una necesidad de venganza o por un deseo de castigo, preso de una locura, a ira, a sentimientos de traición (por ejemplo, para lavar el deshonor) o por alguna razón desconocida.

Nuestro autor se adentra en el presente con cada uno de sus personajes y se sumerge en los abismos de esa perdición de certezas y de los muchos mundos paralelos: de la violencia y enfrentamientos recurrentes al carácter ocasional de la tragedia humana, de las primeras víctimas al abandono del rol social de muchos protagonistas, cada vez despojados de las vestimentas curiales y, a través de las palabras, devueltos casi a nuevas vidas. A través de una serie de retratos emergentes entre el sueño y la realidad, el pasado y el presente, casi todo centrado en imágenes retratadas de la vida que sustentan visiones oníricas insospechadas. Sorprende su acercamiento muy astuto con la verosimilitud (expresando así una robusta capacidad para disolver el enredo jurídico) que no es tan paradójicamente el límite exacto que todo jurista fija y aprende. Siguiendo el dictado de todo escritor de "escribir lo que uno conoce", el autor Abelardo De La Espriella ha recurrido a su experiencia jurídica, política y científica del problema legal, evitando cualquier enfoque puramente exegético, formalista y apartada de la realidad, para otorgarle a su narrativa un inequívoco toque objetivo y audaz sobre la consecuencia más trágica y dramática de las acciones sangrientas (de los amores criminales) que cobran cada vez más vidas humanas inocentes.

En términos de pura exposición, siempre nos sentiremos atraídos por la prosa magnética marcada por la pertinencia del lenguaje jurídico y forense, el pensamiento grandilocuente y la impronta de su genio para hacerse oír, contar y documentar historias increíbles sobre esas que se repiten y tienen lugar en nuestro suelo, y que nunca serían contadas. La habilidad estilística del Sr. De La Espriella, su ingenio y narrativa fluida e imaginativa atiende sin dudas a las mismas premisas de claridad y orden de su prosa, el empleo de la anécdota y el constante diálogo con el lector para atraer su atención, en la que el argumento de carácter jurídico está presente de manera más o menos explícita. Su finalidad es guiar al público lector por una calle ingeniosamente construida sobre la consecuencia más trágica y dramática de estos personajes psicológicamente complejos, a menudo oscuros, en sus relaciones con la realidad social fuera de la sala de audiencias. Nuestro autor abandona el derecho que se enfrenta solo a los actos judiciales y afronta con osadía y sin protección emocional un modo de escritura, que al mismo tiempo es una reconfiguración de lo real que le sirve, se podría argumentar, para un análisis existencial concienzudo y muy específico, profundo y continuo.

Estas narraciones nos dan cuenta, de manera precisa, del devenir del radicalismo en el amor (el menosprecio de otros, la sangre y el delito, el drama psicológico, la lamentable ignorancia), y las conductas o actitudes violentas y desequilibradas para ejercer poder y control sobre otra persona. Fácilmente, estas historias de amor o relaciones afectivas se transforman en delito y, por tanto, la vida en muerte. Elaboradas con los testimonios de la gente y las experiencias vividas de las personas involucradas y la reconstrucción de una realidad anterior realizada con la ayuda de la imaginación (y dirigida a un propósito). Es una mezcla única de vida y muerte, pasado y presente, posible e imposible, con esa invención, la del autor, que no se aleja de la realidad, sino que la reescribe por completo.

Las historias de amor, más de una y diferentes, se ensamblan y reencuentran en una sola identidad que parece sólida, disolviéndose e integrándose perfectamente en su diseño. Son diez historias documentadas de un tiempo pasado de amor, soledad, opresión emocional, violencia y brutalidad que se enfrentan al sinsentido del mundo. Sin duda, las historias de sus personajes y el poder evocador de su prosa revelan su modestia para alejarse, o al menos de forma inmediata y verosímil, de su propio perfil profesional. La vida de sus personajes y sus historias comienzan donde termina su oficio, la pluma en sí se aparta de su bufete, su oficina, sus expedientes, sus archivos y escrituras, del ritual, los muros gruesos, las luces tenues. La intuición del autor contiene una insospechada mezcla explosiva que reúne nuevas materias de estudio científico, el derecho y la literatura, cuyas disciplinas registran avances significativos de año en año, aclarando sus cuestiones y perfeccionando sus herramientas teóricas, tanto el derecho como la literatura se basan en formulaciones abstractas y en modelos de pensamiento asociativo para llegar a expresar un juicio humanista.

El enlace entre la literatura y el derecho juega un papel cada vez más importante en la vida de nuestro prestigioso colega. El trabajo literario de investigación, científico o artístico creativo, en una variedad de periodos, disciplinas, y contextos retóricos: en efecto, encuentra en dicho libro un campo de investigación especialmente fructífero en derecho penal y criminología, que podría haber allanado el camino para una transposición narrativa de la experiencia y la realidad de las terribles tragedias humanas que se desarrollan durante la obra, y constituye un feliz ejemplo práctico de lo anterior y en especie incrementar sus esfuerzos para sensibilizar más a la población acerca de los derechos humanos y la necesidad de proteger a estas personas o eliminar las barreras sociales y culturales que interfieren con un cambio.

El Abelardo jurista usa palabras y desarrolla una inteligente gimnasia argumentativa o conversacional para crear y multiplicar lo que el derecho pretende simplificar, clasificar, dividir: como si las muertes, los castigos, las derrotas en la ley cumplieran las condiciones para que sus personajes inventados por la misma pluma pudieran tomar el lugar de quienes, en la ley cotidiana, han perdido la batalla jurídica librada. El autor siempre ha tenido como meta estratégica llegar a ser un abogado moderno con sensibilidad social, cuidadoso, un profesional serio y respetado en su comunidad por su veracidad inmediata y exitosa trayectoria profesional, encarnar una memoria histórica activa y animada y hombre de principios que nos inspira, de ahí su popularidad prolongada. Hombre excepcional y amigo de Italia con una sólida formación en derecho penal que lo coloca en una categoría especial, y amplios conocimientos de la legislación de los derechos humanos.

Felicitaciones nuevamente, señor De La Espriella, por su trabajo. Amén.

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