-“¿Cómo llegaste a es proyecto de las granjas integrales aquí en Nazaret?”
-“¿Que cómo llegué?... Mi padre toda la vida era administrador de finca, crecimos en el campo. Y yo siempre desde muy pequeño andaba al lado de él. Mis hermanos estudiaban y yo en cambio al ladito de mi papá aprendiendo. Cuando tenía seis años lo veía ordeñar desde el corral. Cuando le perdí el miedo a los animales él me dejaba entrar y estame al ladito, a ver cómo era que ordeñaba. Seguí creciendo y ya luego me enseñó a ordeñar. A sembrar una mata de maíz, una mata de yuca. Despuecito, ¡tenga!, me dijo; y me dio un pedazo de tierra de 20 por 30 para mí. Para sembrar mi propio maíz. Hice mi primer cultivo con todo lo que me había enseñado. Cuando las plántulas tenían un metro de altura un día llegó y me dijo: ‘Gabriel, le tengo una mala noticia. Las vacas se le metieron al cultivo y se lo comieron toditico’ (ríe). No me dejaron nada. Pero yo ya le había cogido amor al campo y había entendido que como se gana también se pierde. Luego terminé el bachillerato y alguien me ayudó a conseguir una beca en el Tolima y me fui a estudiar la técnica agropecuaria. Así que si me preguntan por qué llegué aquí a prestar acompañamiento agropecuario a estas parcelas la respuesta está allá, cuando niño que andaba para arriba y para abajo con mi padre.”
Gabriel Serrano Pueyo
