El café es originario de África especialmente de Etiopía. Luego los árabes lo introducen a Yemén por el puerto de Moka y años más tarde, en el Siglo XVIII, los mercaderes holandeses llevaron arbustos de café a Brasil.
El café llegó a Colombia gracias a los Jesuitas que lo entraron por Santander. Hoy en día se concentra y procesa mucho más fuerte en Antioquia, el Viejo Caldas (Caldas, Quindío y Risaralda) y el Norte del Valle. Por razones como la capacidad económica de la región, el liderazgo institucional y la voluntad política surge la iniciativa para la presentación del Paisaje Cultural Cafetero.
El proceso de selección de los municipios y veredas fue realizado por técnicos locales y el apoyo de Universidades como la Universidad Nacional, con especialistas según los siguientes criterios: café de montaña, institucionalidad cafetera, predominancia del café, cultivo en ladera, edad de la caficultura, patrimonio natural, disponibilidad hídrica, patrimonio arqueológico, poblamiento concentrado y estructura de la propiedad fragmentada, influencia de la modernización, patrimonio Urbanístico, tradición histórica en la producción del café, minifundio cafetero como sistema de propiedad de la tierra, cultivos múltiples, y tecnologías y formas de producción sostenible en la cadena productiva del café.
Este territorio lo conforman seis zonas localizadas en 51 municipios de los Departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y Norte del Valle y han mostrado la cultura del café, tradición, tecnología y costumbres. Se identificaron veinticuatro mil (24.000) fincas cafeteras en donde viven más de 80 mil campesinos; se incluyeron 24 cabeceras Municipales --entre ellos Aguadas, Pácora, Salamina, Belalcázar, Marsella, Santuario, Belén de Umbría y el Cairo-- como también otro municipios, contando con otras especificaciones.
Esta labor no fue fácil. Todo se hizo en Colombia a través del Ministerio de Cultura, La Federación de Cafeteros, los cuatro departamentos cafeteros y la academia, quienes acompañaron con desvelo debates, reuniones y sinsabores entre algunas autoridades regionales.
Para terminar este proceso, se superaron diferencias de todo tipo, lo que llevó a la unidad en los departamentos en mención, consolidada en una sola región, para la presentación ante la Unesco. Además, llamó la atención cómo el bahareque y la guadua fueron protagonistas de construcciones novedosas.
El proyecto fue inscrito el 25 de Junio de 2011, mostrando un área total de 141.120 hectáreas intervenidas y un área rural de 1.074 hectáreas alrededor de 411 veredas, con una población de 301.822 ciudadanos. Su importancia radica en comprometer a todas las naciones; generar inmenso turismo y buscar la productividad agrícola. Lo anterior, conlleva a oportunidades de empleo y productividad.
La Unesco estudió este potencial para incluirlo en la lista Mundial de Patrimonio de la Humanidad, para luego publicitarlo en muchos países. Pero debe ser sostenible, productivo y debe contar con la voluntad institucional de regiones y organizaciones colombianas.
Merece especial reconocimiento defensores desde la academia como Fabio Rincón Cardona quien afirma que “el paisaje no puede concebirse como un trasvase de conocimiento que revela aquello que es, sino como un proceso abierto e interactivo. Desde otra realidad, el PCC (Paisaje Cultural Cafetero) tiene una morfología compuesta por el suelo, el relieve, la hidrografía y los Vientos”.
Estas ventajas de la naturaleza hacen que no permitamos que mentes cerradas no comprendan la grandeza de este regalo de la madre tierra.
Amenazas para que la Unesco retire el Paisaje Cultural Cafetero:
Hago un llamado para que todas las instancias que participamos en su momento en estudios y presentación del Paisaje Cultural Cafetero --comenzando por el Ministerio de Cultura, los departamentos que lo integran y están hoy inmersos en su declaratoria-- para que revisemos si está operando el plan de manejo; para que no se pierdan los valores ante bajos indicadores de gestión y funcionarios de muy bajo nivel, que se quedan en lo pequeño y no tienen proyección global, por ser algunos solo cuotas políticas, sin alto perfil.
Los reportes que ha recibido la Unesco de la operatividad e integración de los cuatro departamentos no son buenos. Se justifican en el permanente cambio de funcionarios y estrategias de promoción y sostenibilidad débiles. Me informan que hay preocupación en la Unesco porque se están incumpliendo requisitos y esto ocasionaría salir del orden mundial quedándose solo con reconocimiento Nacional del Ministerio de Cultura en la Resolución 2079 del 7 de Octubre de 2011.
El Senado de la República realizó un debate muy oportuno a través de los congresistas María del Rosario Guerra y Martín Morales, donde piden una política estructural para el Paisaje Cultural Cafetero. Ellos solicitan incentivos y llaman la atención para que los seis años de cumplimiento de metas sean una realidad. Para ello, el Ministerio de Cultura ha perdido liderazgo y es el gobierno Colombiano quien debe rendir informe urgente sobre lo hecho desde su declaratoria y cómo vienen actuando las regiones. La integración ha sido lenta y la Federación de Cafeteros le ha restado impulso porque no se ha cumplido con la sostenibilidad.
Ojalá los ministros de Medio Ambiente y Agricultura no actúen como “rueda suelta” en este tema. Ojalá que asistan al Congreso y lo dejen como política pública a largo plazo donde el Ministerio de Cultura debe liderar con mayor voluntad esta iniciativa.
Respaldo la propuesta de los legisladores, Guerra y Morales para que, a través del Plan de Ordenamiento territorial ley 1454 de Junio del 28 de Junio de 2011, se apoye mucho más este logro que no dejaremos perder por ninguna naturaleza, especialmente cuando gracias a la difusión internacional y nacional, alrededor de un millón de personas visitaron la región del Paisaje Cultural Cafetero en el 2015.
Ministros, Gobernadores, Federación de Cafeteros y Academia: “pellizquémonos” que después de semejante lucha que muchos lideramos, la inercia y falta de liderazgo con bajos resultados nos pueden sacar de semejante Patrimonio Mundial.
Manos a la Obra, especialmente cuando el Cambio Climático requiere la protección de la biodiversidad para mantener el futuro de estas iniciativas.