Desde el 2012 cuando se inició la campaña para que el departamento de Amazonas fuera el primero libre de ganadería en el planeta, la meta se ve más cerca; aunque los 1.020 bovinos que se resisten a evacuar la última gran selva tropical se han convertido en los más difíciles para dar el gran paso ambiental del siglo XXI.
Cuando a Héctor Porras se le ocurrió la gran idea se desempeñaba como gerente del Instituto Colombiano Agropecuario. Con ese soporte, sus conferencias y consejos, hizo "desaparecer" a casi todos los búfalos y vacas que estaban incitando a deforestar el gran pulmón del mundo. Lograr este objetivo puede ser el gran ejemplo para que Amazonas no solo se conserve como está, sino que recupere las miles de hectáreas que los mal llamados ganaderos arruinaron en su momento.
Héctor Porras, ahora desde el Invima en Medellín, trata de conseguir los últimos recursos económicos para volver a su Amazonas y mostrar a todos que las grandes ideas ambientales son el futuro de nuestra especie.
De las tierras colombianas solamente el 16% tienen vocación ganadera; las demás, sobre todo las selvas de la Amazonia y del Chocó jamás podrán tener sistemas ganaderos. Allí una res requiere casi 10 hectáreas para sobrevivir, lo que se traduce en tumbar millones de árboles y arbustos, eliminar trillones de vertebrados e invertebrados, y disminuir las fuentes hídricas.
Los beneficios de esta declaración de territorio libre de ganadería seguramente serán limitados en la selva chocoana y en el resto de países que comparten la sagrada selva amazónica.