La adaptación de Amar y vivir, la famosa serie de televisión de los 80, finalizó liderando la franja prime de telenovelas en Colombia en las últimas dos semanas. Y son varias las razones, empezando porque los sabios de la televisión que trabajan para RCN decidieron sacar del aire Pa' quererte (pues no tenían más capítulos editados y el tiempo ya no daba para mantenerse al aire) y no aprovechar la oportunidad que tenían con Enfermeras. Así pues, con el país en cuarentena y sin una competencia seria en el prime time, Amar y vivir se disparó.
Ahora bien, aunque las cifras de rating de Ibope reflejaran empate entre Amar y vivir y Pa' quererte (las audiencia en Colombia están mal medidas, en mi opinión), RCN tenía en sus manos un futuro prometedor, como ya mencioné antes. Sin embargo, los sabios de Caracol fueron mejores ajedrecistas, pese a errores como producir el remake de Amar y vivir: ellos tenían en la nevera varias telenovelas grabadas, especiales periodísticos y concursos... eso significa adelantarse y esto hay que aplaudirlo.
Con eso en mente y hablando puntualmente de Amar y vivir, vale señalar que no todo lo que brilla es oro. El hecho de que la producción haya sido ganadora en rating, no significa que debamos aplaudir la historia, el libreto, el director, la continuidad, los protagonistas, la plaza improvisada, el vestuario, etc. Acá hay que tener en cuenta que muchos televidentes no cuentan con servicio de cable ni pagan plataformas streaming, por ende, se respaldan en la premisa de “si solo hay sopa pues sopa cenamos”, o, como dijo un tío, “al no haber más...”.
Bastante palo le dieron a Amar y vivir en los últimos dos meses en redes como para ponerme a repetir, por eso solo quiero compartir ocho conclusiones personales sobre este producto.
- Ana María Estupiñán y Carlos Torres deberían salir del país a estudiar actuación. A su edad, Victoria Ruffo, Amparo Grisales, Sonya Smith, Guillermo Capetillo, Fernando Carrillo, el indio Hrithik Roshan, entre otros, habían logrado aprovechar las oportunidades interpretando personajes, ustedes no.
- A mi modo de ver, este es el final de Nubia Barreto como libretista. Creo que difícilmente será contratada de nuevo, no veo quién se quiera arriesgar.
- Los remakes hay que hacerlos bien o hacer adaptaciones con diferente título (por ejemplo, la nueva versión turca de Milagro en la celda 7 fue cien veces mejor que las otras).
- El galán no fue el ideal para muchas mujeres.
- La protagonista no fue la ideal para una gran masa de hombres: demasiado negativa y cantaletosa.
- Los únicos dos amores del público, la Chacha (por su tenacidad) y Quintero (por su bondad) son asesinados, lo que genera más odio hacia la serie.
- El jefe de casting y el director pudieron ser más exigentes a la hora de elegir y no basarse en rostros o relaciones públicas.
- Si el libreto hubiese dejado a Irene como la mujer soñada (en el 99% de las líneas peleaba), Ana María Estupiñán se hubiese montado fácilmente como cantante del género popular, logrando incluso contrataciones masivas en todo el país. Las letras y la música son fabulosas, y están a la altura de cualquier artista, tanto que dan ganas de tomarse un trago de licor con el mensaje de cada canción. Sin embargo, al escucharlas en la serie, los comentarios negativos del personaje apagaban el momento.
- No se cumplió el objetivo de Caracol y en nuestros recuerdos quedarán las imágenes de la serie original Amar y vivir, anhelando poderla ver algún día de nuevo.
Desde la sala de mi casa en plena cuarentena, una fiel telenovelera se suscribe.