La forma de lograr una cita ha cambiado significativamente desde que la tecnología introdujo nuevas formas de interacción mediante aplicaciones dedicadas a encontrar pareja. Sin embargo, un asunto que no parece modificarse y aún tiene resistencias es el de quién paga la cuenta, sobre el que todavía prevalecen ciertos hábitos y patrones sexistas.
Las relaciones de pareja se desenvuelven en un contexto social y bajo prácticas de género arraigadas culturalmente. A pesar de las transformaciones sociales y políticas que han permitido avanzar en el reconocimiento de derechos de las mujeres —como la posibilidad de terminar sus estudios, su inserción en el mercado laboral que les permitió una mayor participación en la economía, entre otras—, la desigualdad sobre la remuneración económica entre ambos sexos sigue siendo una realidad. Lo anterior sumado a que en la actualidad aún parecen existir resistencias a cambiar normas sobre los roles de género (especialmente en parejas heteronormativas), como por ejemplo asumir como mal visto el hecho de que una mujer gane más dinero que su pareja masculina, un temor infundido por la cultura machista.
Por supuesto, hombres y mujeres debemos unirnos en torno a la reivindicación de la igualdad exigiendo cambios en las relaciones laborales donde se eliminen las barreras y sesgos contra las mujeres a nivel educativo, a nivel salarial (igual pago por igual trabajo), así como abogar por una sociedad que redistribuya y reconozca el trabajo doméstico. Sin embargo, ese cambio también debe estar acompañado por la transformación de patrones culturales nocivos que guían nuestro comportamiento en pareja y en la vida social, como basar nuestra percepción positiva sobre una pareja en si “paga la cuenta”.
En 2015, un estudio presentado en la reunión anual de la American Sociological Association (denominado Who Pays for Dates?), donde se encuestaron a 17.000 hombres y mujeres heterosexuales solteras entre los 38 y 35 años, reveló que la mayoría de los hombres (82%) y la mayoría de las mujeres (58%) expresaron que el hombre termina por pagar la mayoría de los gastos de citas de una pareja —incluso después de salir por un tiempo—. Lo que nos indica que se ha normalizado que los hombres asuman el pago total de una cuenta, pero si tenemos el propósito de construir relaciones equitativas debemos comprender que la capacidad económica influencia las relaciones de pareja y que un paso para acabar con estas actitudes sexistas es reconocer las diferencias para lograr acuerdos que permitan que las cuentas no recaigan sobre una persona y que ninguna se sienta discriminada por tener menor capacidad económica.
¿Es posible revertir estas prácticas? ¡Claro que sí! Estos patrones de comportamiento entre parejas pueden y deben modificarse, acá les contamos una forma sencilla para determinar los aportes proporcionales según los ingresos para cubrir gastos que quieran asumir en común. La fórmula consiste en sumar los ingresos de ambos y sobre ese valor aplicar una regla de tres, el resultado corresponderá al peso de los ingresos individuales sobre el total de ingresos. Si resulta confuso, acá encuentran un ejemplo:
Persona 1: gana $1.600
Persona 2: gana $ 2.500
Los ingresos de ambos suman: $4.100 (corresponde al 100% de los ingresos)
Ahora se aplica la fórmula: (salario/total de los dos ingresos)*100 = participación de los aportes.
Persona 1: (1.600/4.100)* 100 = 39% Persona 2: (2.500/4.100)*100= 61%
De allí que amar y disfrutar en equidad es posible.