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Atrás quedaron aquellos tiempos en los que la popularidad del senador Uribe era aplastante. Era una cosa humillante ver cómo arrasaba en las encuestas, tanto así que él solo se echó al hombro todo un partido, su partido: el Centro Democrático.
Ese partido es la habitación del culto a la personalidad de su fundador. Y acaso con justa razón: Yo pongo los votos y yo mando, diría. Decía mi abuelita que la gente baila según el gusto musical del dueño de la fiesta.
El uribismo recientemente ha recurrido a la combinación de todas las herramientas de las redes sociales.
Las actuaciones más recordadas son las de la representante por Bogotá María Fernanda Cabal y la resurrección de la Unión Soviética.
Así mismo, las del propio Álvaro Uribe Vélez y el presunto mensaje de WhatsApp, cuya veracidad ha sido cuestionada.
Ahora, José Obdulio Gaviria asume un nuevo rol como youtuber adoctrinador, o sea, politólogo online a la caza de votos en la red. ¡Quién lo creyera! Todo esto no parece ser más que simples brazadas de ahogado.
Tal vez sea el ruido de la montaña que en algún tiempo lucía arrogante e inamovible, pero que ahora lanza pequeños rugidos anunciando la espectacular implosión que se aproxima.
Las peleas del senador Álvaro Uribe Vélez en Twitter con el periodista Daniel Samper Ospina lo han desgastado de manera horrible.
A Daniel Samper Ospina ello lo afecta de forma positiva, porque los youtubers no necesitan electores, sino gente que pulse la tecla de reproducción de sus vídeos.
Además, entre las cosas buenas de ser youtuber se puede decir que está el hecho de que entre ellos no se rayan la cara por conseguir seguidores.
Yo creo que Daniel Samper Ospina no se va a cansar de hacer chistes. Él seguirá por los siglos de los siglos exprimiendo al máximo su nicho, aunque AUV cambie de color una y mil veces. Es algo que lo pone en tendencia.
Las encuestas más recientes muestran un bajón de la popularidad del expresidente, debido a las equivocaciones garrafales de María Fernanda Cabal y la actitud del senador que no soporta ni un chiste. También se le suma la oposición o desconfianza al Proceso de Paz. Todo esto ha pasado facturas.
Hay fuertes visos de que el uribismo está en declive, como cualquier proceso humano. Su peor momento.
La pregunta del millón de dólares es: ¿quién podrá salvarlo?, ¿Vargas Lleras? Ni yo me lo creo, porque como dijo mi amigo Efraín Díaz Aguilar, Vargas Lleras, además de hinchado, está gordo, barbudo y con papera.