Cuando todo Colombia recibía la noticia de la inminente llegada del papa con mucha ilusión y con profundo recogimiento, cuando todos esperaban con ilusión y gozo en sus corazones para vivir una experiencia espiritual única, llegó como un gran verdugo queriendo una vez más confundir, pescar en río revuelto, y acabar con la esperanza de un pueblo: Álvaro Uribe Velez.
Intentó como en otras ocasiones generar conflicto, polémica, confusión, desilusión, y mancha en la venida del papa. Para lograr su propósito envío una carta difundiendo un mensaje lastimero de quejumbres enmarcados perfectamente en el ya rayado y estéril argumento de su partido el Centro Democrático: un proceso de paz supuestamente fallido. Intentó manosear de mil formas el mensaje del santo padre, las motivaciones del viaje, fue como aquel adulto envidioso que le cuenta a un pequeño que el niño Dios no existe, fue como el Grinch de la Navidad, el Gargamel de los Pitufos, en fin el típico personaje oscuro y maloso de las películas.
Cuando el señor Uribe se frotaba las manos esperando los dividendos políticos de semejante osadía, y muchos en su propio partido secretamente rechazaban sus intenciones y la poca cordura para actuar justo antes de este magno evento, pasó lo impensable: todo se derrumbó, se desdibujó la imagen del Sr. Uribe que de por si ya venía en picada luego de su reducción en más de 20% de la imagen positiva en las 2 últimas encuestas. Aumentó el rechazo absoluto a su proceder, fue como si Uribe se hubiera pegado tiros en sus pies, definitivamente el teflón se le acabo.
El teflón que por mucho tiempo le permitió comulgar con el mal, con los limites de lo legal, de juzgar y despotricar de todos los personajes que se le antojó, de condenar, de estigmatizar. Pero como pasa con las ollas de teflón, poco a poco su recubrimiento se acaba, se comienza a desprender, y con el peligro que esta situación genera por su potencial efecto cancerígeno, estas ollas sin teflón terminan siendo utilizadas para recoger goteras, darle de tomar agua al perro, para el agua del manicure, para la comida de los cerdos...y luego finalmente ser botadas a la basura por ser un peligro que nadie quiere correr. El que lo entendió lo entendió.