Un día el mesías a su cargo renunciaba porque se sentía moralmente impedido, según argumentaba. Sin embargo, a los pocos días y gracias la confusión de la justicia macondiana al parecer su moral recuperaba y sin nadita de vergüenza públicamente se retractaba.
Después de asegurar su silla a la diestra de la presidencia dijo no a la consulta que buscaba atacar a los políticos y sus ganancias de dudosa procedencia; consulta a la que por allá en las campañas presidenciales había dicho sí a mano alzada. Hasta el favorcito le hicieron al mesías cuando preguntó si cambiar la fecha para la consulta se podría.
Un par de años atrás dijo el mesías “paz sí pero no así”... y le creyeron muchos por ahí, como si la paz no fuese razón suficiente para dialogar, perdonar y negociar por un mejor país.
Ahora anuncia un aumento extraordinario, sin pensar en inflaciones, economías ni efectos secundarios, siendo esta una estrategia para recuperar la fe ciega de sus seguidores que ante el reciente anuncio del alza de los impuestos ya no se sentían tan triunfadores.
Si se disminuyen los impuestos a las empresas se espera que estas generen más empleos y si se le aplica al salario un aumento extraordinario, ¿no estaríamos dando un giro de 360 grados, volviendo al punto de partida con menos oportunidades de trabajo?
Nos prometieron que con ellos, el mesías y sus amigos, no seríamos como el país vecino, pero ahora yo me pregunto... ¿tanto populismo no nos parece conocido? Si no estoy mal, esa es precisamente la principal característica de nuestro vecino, ¿en realidad somos así de crédulos y estamos dispuestos a transitar por ese camino?
Ojalá el aumento extraordinario sea una viable realidad y no se desvanezca como una cortina de humo más.
Los ministros, el presidente, el mesías y su bancada al parecer entre sí hablan lenguas extrañas, transmiten mensajes contradictorios a un Macondo que requiere soluciones y está cansado de tanta incoherencia y odio.