Álvaro Uribe Vélez se ha caracterizado por ser un crítico tajante de la manera como gobernó Hugo Chávez, pero su forma de hacer política parece ser una fiel copia del fallecido presidente. Me perdonarán los chavistas que haga esta comparación, pero comprenderán el porqué.
Tengo que remontarme a aquellos momentos en los que ambos eran presidentes: con qué vehemencia defendían sus gobiernos, cuánto odio y desafíos en cada palabra que pronunciaban, qué forma de cantarse la tabla uno al otro, y siempre necesitaban de terceros para apaciguar los problemas y pensar que quienes perdían eran los ciudadanos (aunque lo dudo).
Hoy Álvaro Uribe está del otro lado del poder, en ese en el que tiene que usar las mismas herramientas que la izquierda colombiana de la que ha sido tan “crítico”, pero que por conveniencia le ha tocado ser abanderado. No es del Polo, ni de la Marcha Patriotica, mucho menos de la Unión Patriótica -que al final son lo mismo- al contrario, son los movimientos que él más ha atacado, los que más han denunciado atropellos cuando él era presidente. Pero desde que Uribe llegó al Senado, se ha unido, en algunas circunstancias, con sus copartidarios a los congresistas de izquierda, sus discursos parecen los más chavistas.
Los pensamientos de ambos parecen ser muy diferentes: Chávez fue un presidente al que nunca le tembló la voz para decirle las verdades a quien se le pasara por su camino. A veces amenazaba con usar la fuerza de ser posible. Estados Unidos fue su principal rival, ‘los yankees’ como siempre los llamó, se convirtieron en motivo de su discurso en muchas veces. Pero el segundo en la lista de rivales, seguramente fue el presidente colombiano, a quien le decía ‘Paraco’ y públicamente vociferaba su enemistad. Alguna vez lo llamó “mafioso”, a tal punto de cerrar las fronteras cuando la situación se ponía crítica, pero siempre eran los colombianos los más perjudicados, porque preferían hacer sus compras en el país vecino para que les saliera más económico. Los venezolanos por obvias razones también se veían afectados.
Pero los rifirrafes entre estos dos políticos son el ejemplo para decir que Uribe es el ‘Chávez’ colombiano. Si bien hace varios años que Chávez falleció, Uribe con sus discursos guerreristas, inoportunos y malintencionados, ha logrado crear una división en el país entre quienes lo quieren y los que apoyan a Santos. Ha llamado a una Resistencia Civil para que no se apoye el proceso de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de Las Farc, grupo que a propósito en varias ocasiones el expresidente aseguró tenía respaldo del Gobierno venezolano de Hugo Chávez, quien los “tenía escondidos”. Pero Chávez no era tan malo, quería la paz para Colombia, esa que Uribe ataca porque él no llevó a cabo.
Uribe es el ‘Chávez’ colombiano porque quiere que todo sea como él diga, como él proponga y con los métodos que a él se le metan en la cabeza, sino, los demás tienen pensamiento “Castrochavista” y “comunista”. Por el contrario, para Chávez quienes pensaran diferente eran “Capitalistas” y “amigos de los Yakees”. No veo diferencia alguna.
Uribe es el ‘Chávez’ colombiano porque quiso quedarse en el poder por 8 años sin importarle cómo lo lograría, acudiendo a dádivas, como lo denunció en su momento la excongresista Yidis Medina; pero sin bastarle ese tiempo, pretendía cambiar la constitución y reelegirse por segunda vez. Al final fue un intento fallido porque la Corte Constitucional lo impidió. Seguramente de no ser así, el uribismo hubiera decidido un presidente vitalicio para Colombia.
Uribe es el ‘Chávez’ colombiano porque no se defiende con argumentos. Siempre recurre a señalamientos sin pruebas, responde con evasivas y nunca da la respuesta concreta. A tal punto que los periodistas ya saben que cuando le preguntan se van a quedar con respuestas a medias o sin ellas.
Uribe es el ‘Chávez’ colombiano porque al no poder ser reelecto presidente, decidió lanzarse al Senado, siendo el primero de una lista cerrada para tener su curul asegurada y desde allí hacer oposición a quien lo traicionó al no seguir su política guerrerista. Mostrando así sus ganas de poder.
Sin embargo, a Uribe le falta algo para ser como Hugo Chávez: ganarse el amor de un pueblo que sin importarle la hora salía a apoyarlo, que en las urnas siempre lo respaldó, y que hoy Venezuela tiene un presidente chavista gracias al “Pajarito” que pidió que votaran por él mientras se recuperaba. El final ya lo conocemos.
A Uribe le falta generar la confianza en él que sí tuvo Chávez, la misma que perdió cuando pidió que votaran por Santos, quien después se convirtió en su enemigo político y luego le ganó las elecciones demostrando que Colombia ya no es uribista por culpa de Uribe.
Uribe es el ‘Chávez’ colombiano porque es experto en ganarse enemigos, pero le faltan los “cojones” como lo dijo Chávez para merecer parecerse a él.
Chávez mal o bien será recordado por muchos en la historia de América Latina por su fuerza para gobernar, su amor por Venezuela y su vocación para que en la región la izquierda tomara fuerza. En los tiempos actuales, a Suramérica le hace falta Chávez para darle vida a un territorio que parece retornar a las épocas en las que la derecha se apoderó del territorio y las brechas sociales se agrandaron. La izquierda necesita ser creíble, porque si algo generaba Chávez a pesar de todo era credibilidad.
Mientras que Uribe siga creyendo que es la única salvación que tiene Colombia y el país no salga de la división en la que se ha sumergido, viviremos en una Venezuela escondida, en la que la oposición y el gobierno pelean por quien tiene la razón y no por el bienestar del pueblo: ese por el que Chávez luchó, al menos porque las brechas entre ricos y pobres fueran menos y que en Colombia son cada vez más grandes.