A Álvaro Martínez, presidente del Cali desde el año 2013, le gusta tanto el fútbol que no lo puede ver acompañado. Detesta que lo vean gritando, pateando el piso como un hincha desaforado. Casi nunca está en el palco presidencial. Prefiere perderse en otro lugar del estadio, acompañado casi siempre de Vicky Sinisterra, su esposa desde hace 39 años, a desahogarse con tranquilidad de todos los nervios que lo asaltan como una manada de perros cada vez que ve jugar al equipo de sus sueños. Una de las pocas veces que se le ha visto acompañado, viendo a su Cali del alma, fue en la final del 2015 en el partido de vuelta que se jugó en el Atanasio Girardot. Los azucareros habían ganado en Palma Seca 1 a 0 al DIM. De visitantes sería a otro precio. Los temores se disiparon al minuto 39 del primer tiempo cuando de un certero cabezazo del atlanticense Andrés Felipe Roa puso adelante al Depor. Martínez se arrodilló entre las gradas se mordió los puños y lloró. Después de 10 años el Cali volvía a ser campeón de Colombia.
Nacido el 8 de febrero de 1953 en el Barrio Centenario de Cali. Creció amando el equipo porque su abuelo, Ignacio Martínez fue uno de los hombres que lo fundó el 23 de noviembre de 1912. Su Papá, Álvaro, fue el segundo presidente que tuvo el equipo. Estudió en el Colegio Pio XII e, infaltable, se volaba en los descansos para ver entrenar a su equipo y a los tres ídolos de su niñez: Germán “El burrito” González, Jairo Arboleda y Jorge Ramírez Gallego.
A los veinte años se fue a Medellín a estudiar administración de negocios en la Eafit, luego se especializó en una universidad de la Florida. Aunque trabajó en seguros, siempre le dedicó, como ahora, los siete días a la semana a su Deportivo Cali. Desde 1985, en la época en la que Carlos El Pibe Valderrama y Bernardo Redín enloquecían con su fútbol las canchas del país, Martínez forma parte de su directiva. Allí compartió con María Clara Naranjo, su amiga de toda la vida, una amistad que se acabaría abruptamente en el 2013 cuando Martínez llegó a la presidencia del club.
Su obsesión siempre ha sido fijarse en las divisiones inferiores. Durante más de una década estuvo pendiente de la Sarmiento Lora. Sabía que era mejor, para las cuentas del club, promover nuevos talentos que contratar luminarias internacionales. Por eso, desde que llegó a la presidencia, se pasó de un déficit de 14 mil millones de pesos a tener en sus cuentas, cuatro años después, un superávit de 12 mil millones.
No es para menos. En estos años ha vendido jugadores surgidos de la cantera del equipo en USD$ 38 millones. La última venta fue la del lateral Luis Manuel Orejuela quien fue comprado por el Ajax en una cifra record para un defensa colombiano de 21 años: USD$ 4 millones. No ha sido el único. De los campeones del 2015 saltaron al fútbol internacional Yerson Candelo al Queretaro mexicano USD$ 3.5 millones, Harold Preciado cuyo precio rozó a los USD$ 6 millones pagados por el fútbol chino y Santos Borré fue cedido al Atlético de Madrid con una promesa de venta que superan los USD$ 10 millones.
Sus críticos más acérrimos le critican que venda a los jugadores biches, con apenas 21 años y que en sus cuatro años al frente apenas haya ganado un solo título. Martínez responde solo con números y con nuevos jugadores que no le han costado un solo peso al equipo pues ha salido de sus canteras. Por eso cada mañana de sábado va a buscar en los potreros de Cali las nuevas figuras que engrosaran las cuentas de un club que, como negocio, ya está saneado.
Álvaro Martínez sigue siendo un trabajador incansable. Cada vez que tiene una temporada libre le gusta viajar a Europa en donde nutre su curiosidad cultural visitando a los museos o leyendo libros de historia. Hay viernes en donde el espacioso balcón de su apartamento en el Peñol, con vista al Río Cali, se llena de los amigos del barrio Centenario o la promoción del 71 del Pio XII y a punta de boleros de La Sonora Matancera y tragos de whisky pasan la tarde.
Este año le ha dado la confianza al joven Héctor Cárdenas quien, a sus 37 años, ha promovido una larga lista de jóvenes promesas, es el director técnico del Club. Álvaro Martínez ha soportado las críticas por la eliminación de la Copa Sudamericana y que no ha podido consolidar un equipo para buscar la décima estrella. Pero él está tranquilo. Sabe que su apuesta es al futuro y que con Benedetti, Lucumí y Kevin Balanta no sólo va a ganar el Cali sino todo el fútbol colombiano
