Altavoz es un evento reconocido y laureado de la escena cultural colombiana, que no solo se suscribe a la ciudad de Medellín, también impulsa de forma integral a los habitantes de todo el departamento de Antioquia e incluso, según cifras tomadas por las directivas del evento, muchísima gente de otros lugares del país asiste a ver la variedad de sus artistas preferidos y nuevos talentos.
Pero vaya que en esta versión de noviembre del año 2019 el evento demostró ser un ejemplo de lo que no debe hacerse en un festival de música y un ejemplo para las bandas criminales de los lugares en los que pueden operar con toda tranquilidad sus oscuras estrategias ilegales.
Muchos salieron murmurando cosas como: "¡Pero tenía el celular en mi bolsillo hasta hace cinco minutos!". De hecho, esta frase se volvió la opinión casi general que recorrió las redes sociales, en especial en líneas digitales de amigos que se la transcribían a otros contactos suyos, que por infortunio estaban en el evento, con el ánimo de que se cuidaran de los ladrones.
Es verdaderamente una lástima que muchas personas se hayan acercado al Altavoz 2019 con la idea de ver de cerca a Ilegales o a Nach (ambos artistas top provenientes de España) no hayan podido de ninguna manera disfrutar de sus canciones, porque el caos que generaba una cantidad desorbitada de gente, que por poco revienta el espacio con el que contaba la cancha dispuesta para ello, no permitía comodidad ni puntos de visión de ningún tipo. Los ladrones aprovechaban los estragos para introducir su mano en los bolsillos ajenos y escabullirse por debajo de la gente.
En resumen, Altavoz fue el diciembre de todos los ladrones de la ciudad de Medellín. Sí, aunque estemos en noviembre. Nos falta mucho para aprender de los europeos a hacer eventos gratuitos de calidad, en donde se respeten a los asistentes.