Alta inequidad en la economía digital… Y MinTIC, ¿qué?
Opinión

Alta inequidad en la economía digital… Y MinTIC, ¿qué?

¿Cuál es la “canasta básica digital” a la que los colombianos menos favorecidos deben acceder? ¿Hay plan para ello?

Por:
noviembre 28, 2022
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Es cierto que Colombia está más conectada porque más hogares y personas cuentan con suscripciones a internet móvil y fijo, porque más empresas se digitalizan, porque nuestros hábitos de consumo incorporan las plataformas que nos ofrecen bienes y servicios, sean Rappi, Uber o Airbnb y tantas otras. No obstante el acceso a las nuevas tecnologías y su uso es inequitativo.

La pandemia aceleró, aunque de manera desigual, la incorporación de las tecnologías en las vidas de millones de personas. La alta inequidad social y económica, traducida en la falta de acceso a internet, o en acceso deficiente, no hizo más que ahondar brechas, sobre todo en el campo de la educación. Carecer de conexión a internet, fuera la fija o la de carácter móvil o, simplemente, no contar con dispositivos apropiados para atender las clases virtuales, poder trabajar en equipo y realizar los trabajos demandados por los maestros, provocó que millones de niños y jóvenes se encuentren hoy en posición de mayor desventaja frente a aquellos que sí tuvieron la oportunidad de conectarse.

Sobra decir que los hogares de las zonas rurales y de las áreas más pobres de las ciudades fueron los más afectados así como regiones de las dos costas y los antiguos Territorios Nacionales, aunque amplios sectores de clases medias, conectados de forma deficiente y con un número de dispositivos insuficiente, también sufrieron las consecuencias: difícilmente los padres de fasmilia y los hijos podían, en el mismo espacio físico, estar, unos y otros, conectados, de manera simultánea, al trabajo y el aula.

La economía en el mundo y, parcialmente en Colombia, está más conectada hoy; más y más empresas ingresan a la economía digital, es decir, basan sus modelos de negocios en el uso de plataformas y tecnologías digitales. Vamos, a pasos veloces, hacia la adopción de una serie de paquetes tecnológicos como internet de las cosas, la inteligencia artificial (y dentro de ella el “aprendizaje automático”), las redes 5G, la impresión 3D, el “blockchain” y otras. Sin incluir la interacción de las tecnologías digitales con otros campos como la biotecnología y las de generación renovable de energía, que afectarán, de forma radical, la forma en que vivimos.

El consumo, como les consta también a millones, ha cambiado radicalmente en el curso de pocos años y los modelos híbridos de trabajo (parcialmente presenciales) llegaron para quedarse.

El tema digital, aunque es complejo, hay que dividirlo. Es obvio que el tema de la conectividad y la calidad de la misma, son prerrequisito para la otra parte del problema: ¿Para qué se usan las tecnologías digitales?

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A la superación de algunas de las enormes brechas entre campo y ciudad, nos quedamos en la discusión de los setenta mil millones, en Tapias, en la señora Abudinen

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El cuento de Centros Digitales le apuntaba, en buena hora, a la superación de algunas de las enormes brechas entre campo y ciudad. Lamentable: nos quedamos en la discusión de los setenta mil millones, en Tapias, en la señora Abudinen y no parece existir interés en conocer qué tanto se ha avanzado en el proyecto, retrasado, por definición, por el escándalo. En general, en Colombia, el 80 % de los hogares del 20 % más pobre de la población rural carece de acceso a internet, situación “tercermundista” clásica.

Respecto al uso de las  tecnologías, un aspecto crucial son las habilidades digitales. La Cepal clasifica tres categorías (básicas, intermedias y avanzadas). En todas, Colombia muestra un retraso notable frente a países como Alemania o Suecia. Ejemplo: solo algo más del 30 %  de la población mayor de 15 años cuenta con habilidades básicas (operación de dispositivos, utilización de teclados y pantallas táctiles, configuración de cuentas; en Alemania: 80 %; en Corea del Sur: más del 90 %).

La penetración de las habilidades de inteligencia artificial entre los trabajadores en América Latina (Colombia, Chile, México) es inferior al 0,4 % (en la India, superior al 3 %). No tiene sentido que nos comparemos entre latinoamericanos, ya que si hay un ámbito verdaderamente global es el de las plataformas.

Lo anterior apunta, por ahora, a dos preguntas:

¿Cuál es la “canasta básica digital” a la que los colombianos menos favorecidos deben acceder? ¿Hay plan para ello?

¿Cuál es la política para que la población se apropie de los distintos tipos de habilidades digitales?

*CEPAL, Un camino digital para el desarrollo sostenible de América latina y el Caribe,

https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/48460/S2200899_es.pdf?sequence=4&isAllowed=y

 

 

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