Fueron dos emprendedores suizos, Max Bazinger y Walter Goggel, quienes en 1945 comenzaron en el valle de Sopo, la producción de quesos y mantequilla con el sello Alpina. Recogían diariamente 500 botellas de leche en la zona en una carreta tirada por un caballo que conducía Don Max y que llevaban a un caserón donde funcionó la primera planta. Cinco años después, a través de un préstamo bancario adquirieron siete fanegadas donde construyeron la primera planta industrial que inició con la producción del yogurt de fresa y el kumis. Un lugar donde desde el principio incluyeron un canal de ventas directo conocido como “La cabaña Alpina” que se convertiría en un lugar de paseo sabanero de los bogotanos. A ellos se debe la introducción de los primeros quesos madurados Emmental, Gruyere y Parmesano que los colombianos fueron integrando a la mesa.
Primera planta de Alpina, en Sopo, Cundinamarca
En su esfuerzo por mantener la calidad “artesanal” para cada vez mayores volúmenes de producción, trajeron técnicos suizos para capacitar a los trabajadores colombianos y fueron los primeros que implementaron un esquema de pago por calidad de leche. Durante 30 años dirigieron la producción, distribución y comercialización de productos cuyo portafolio iba creciendo, hasta que en 1975 decidieron dar al paso de dejar de ser una empresa familiar para convertirse en una empresa global vinculando a la compañía un nuevo grupo de inversionistas colombianos.
Alpina Productos Alimenticios es la empresa líder indiscutible en la elaboración de productos lácteos en el país que incluye la mantequilla, un producto que difícilmente se ha vuelto a encontrar en los estantes de los supermercados, y si la hay, su precio está por las nubes, una barra de 500 gramos puede fácilmente llegar a los $ 25.000.
La leche, su principal insumo, de la cual se necesitan 25 litros para hacer un kilo de mantequilla, ha tenido un aumento de precio del 34,5 % en el último año, las principales razones indicadas por Alpina, son el clima que está afectando los pastos donde se alimentan las vacas y el costo de los insumos usados por las fincas productoras que se ha incrementado por la tasa de cambio.
Entre los 70s y 80s, Alpina continuó lanzando al mercado nuevos productos como el arequipe, Finesse, Boggy, leche Alpina UHT, Bonyurt y Alpinito. Un trabajo de innovación en productos que ha sido característica de la empresa, y que le permite tener alrededor de 50 marcas y más de 600 referencias.
Su crecimiento fue nacional e internacional a través de a las exportaciones a Venezuela, Ecuador y EE.UU., sin embargo, su verdadera expansión ocurrió en los años 90 con la adquisición de dos nuevas plantas de producción en Facatativá (Cundinamarca) y Chinchiná (Caldas).
En 2008 le dieron un nuevo giro a la compañía con un cambio en el modelo de endeudamiento a través de la estructuración de bonos de deuda a largo plazo que se lanzarían un año después por valor de $ 260.000 millones; y se vuelve multinacional al establecer la Gerencia en Estados Unidos; crea además el Instituto Alpina, dedicado a la investigación en nutrición y alimentación, y la Fundación Alpina, como compromiso con la responsabilidad social empresarial.
Ernesto Fajardo, Presidente de Alpina desde finales de 2013
Dos años después, en 2010, inició operaciones la planta de Entrerríos, Antioquia, una de las más modernas procesadoras de yogurt de América Latina; en la actualidad cuenta con cinco plantas de producción en Colombia y once centros de distribución. A finales del año pasado, luego de una inversión de $ 17.000 millones, se inauguró una planta que le permitirá pulverizar aproximadamente 120.000 litros de leche diarios, cuyo almacenamiento servirá para suplir las necesidades en tiempo de escasez.
Alpina esta aliado en participación con el Grupo Nutresa (30 % Alpina y el 70 % Nutresa) en dos empresas: Atlantic FS – AFS, una compañía líder en el canal institucional de distribución y comercialización de carnes, pescados y mariscos, y la Recetta Soluciones Gastronómicas Integradas, también dedicada al mercado gastronómico institucional.
También está asociada con Boydorr Costa Rica, dedicada a la fabricación y comercialización de productos para la salud, médicos y alimenticios en Costa Rica donde posee el 60 %. Y controla la productora de arepas y otros alimentos Don Maíz en Colombia, que pertenecía a algunos fundadores y socios.
En abril del 2018, se reorganizó la estructura corporativa de la compañía, creándose la holding, Grupo Alpina, que representa el 94.9 % de las acciones en circulación y que actúa como la sociedad matriz de la conocida de Alpina Productos Alimenticios, que produce y comercializa los productos lácteos, el 5,1 % restante está en manos de cinco empresas.
Alpina Productos Alimenticios tiene varias subsidiarias, Alpina Productos Alimenticios AlpieEcuador adquirida en su totalidad en 1995, Alpina Cauca Zona Franca en Caloto dedicada a la fabricación de refrescos desde 2008, y una participación mayoritaria en un vehículo de inversión con sede en Barbados, Vadilbex Investment Limited.
En Panamá opera la también subsidiaria Societe Globale D´investssements Les Andes, a través de la cual poseen en EE.UU. a Sunlight Foods dedicada a la comercialización de los productos lácteos de Alpina y a Clover Stornetta Farms, una empresa láctea ubicada en el norte de California desde principios del siglo pasado; y la sociedad financiera CSF Alpine Holdings.
Alpina Productos Alimenticios junto con sus subsidiarias, vendió en 2022 un total de $ 3.595.317 millones, donde su principal costo, de 56,5 %, es la materia prima, para obtener una utilidad de $ 102.580 millones. Sin embargo, sigue sin entenderse cómo una empresa de este calibre, no logra solucionar el suministro de la mantequilla, producto de primera necesidad en el país.
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