Como cliente recurrente de uno de los más antiguos almacenes en la ciudad de Bogotá, me sorprendo de una empresa tan tradicional como Only no tenga capacitación de calidad para sus administradores. Es aterrador la falta de calidad humana y de trato digno que pueden tener algunos de estos “administradores” con uno de los principales motores de la empresa: los vendedores.
¿Será que se han quedado en la era antigua, donde los empleados tienen que aceptar humillaciones y degradaciones para mantener un empleo que absorbe más de la mitad de sus vidas? ¿Un trabajo donde permaneces ocho horas de pie, según parece, y sin ningún tipo de descanso a excepción del almuerzo?
Con gran asombro observo cómo en el almacén de Suba pareciera que el administrador no está como ente regulador, sino como instigador de competición entre los empleados. Pareciera que no tiene una oficina para llamar la atención de algún empleado en privacidad, sino que tiene la necesidad, y hasta el morbo, de gritarles frente a clientes, agrediéndolos verbalmente. Por razones tan fuera de toda lógica como el que no hayan podido “abrir venta” o que “la otra sección les va ganando”.
Además, tuve la oportunidad de presenciar en una ocasión cómo interpelaba a una empleada porque había solicitado cita médica, respondiéndole: “Usted está muy joven para eso”. Y luego diciéndole que debía dejar sus citas para su descanso semanal, poniéndose como ejemplo y respondiendo: “Yo solicito mis citas cuando quiero”. ¿Será que las directivas del almacén saben de este comportamiento? ¿Es una norma en almacenes Only que un empleado deba dejar sus citas médicas para cuando el administrador quiera?
Lastimosamente, no puedo decir que es el único caso. En otra oportunidad visité el almacén de santa Helenita, donde fui testigo de cómo varios empleados que se escondían a “embutirse” las onces. Eso me hace preguntar: ¿acaso no tienen un lugar y tiempo específicos para poder hacerlo tranquilamente o es otro caso de administradores que no saben ser humanos?
Otras preguntas me surgen: ¿Only pone atención a los reclamos de sus empleados? ¿Pueden ellos hacerlos? ¿Serán ignorados aquellos que reclamen por sus derechos? ¿Callarán por miedo a ser despedidos de sus cargos?
Es triste ver este tipo de situaciones en una empresa que muchos apreciamos por la calidad y la economía en los productos que ofrece. Sin embargo, parece que no ponen atención a los derechos que se atribuyen sus subalternos.