Alimentar la Paz: el proyecto productivo piscícola de excombatientes de las antiguas FARC-EP

Alimentar la Paz: el proyecto productivo piscícola de excombatientes de las antiguas FARC-EP

Cada vez toma más vuelo este esfuerzo de un grupo de mujeres y hombres que decidieron apostarle al silencio de los fusiles

Por: Milena Perdomo
marzo 10, 2023
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Alimentar la Paz: el proyecto productivo piscícola de excombatientes de las antiguas FARC-EP

Es lunes y son las 5:00 a.m. El sol apenas está despuntando en el horizonte y, para la mayoría de las personas que están en los lagos artificiales de Villavieja es usual trabajar desde muy temprano: Son guardianes de los lagos construidos para sembrar y cosechar los peces de la paz que hoy por hoy quieren transitar.

Excombatientes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP) y sus comunidades, no cesan su lucha diaria por lograr la reincorporación económica y social integral para las más de 6.000 personas firmantes de paz por todo el país que se agrupan en ECOMUN, la Entidad creada por el Acuerdo Final de Paz para lograr la transición a la vida civil a partir de un modelo económico fundamentado en el cooperativismo, la solidaridad y la autonomía.

Esta concepción de la economía no es nueva para las FARC-EP, pues hace más de treinta años al interior de sus filas se aprobaban tesis alrededor de la búsqueda de un modelo solidario de la economía, con propiedad social sobre los medios de producción, el rechazo a cualquier forma de explotación del trabajo ajeno y de la distribución de los excedentes en atención al mejoramiento de la calidad de vida de sus integrantes. Esta concepción, germen de la economía solidaria como modelo alternativo para la economía del país, hoy emerge como una realidad cada vez más cercana para ellos. 

Para John, excombatiente y ahora piscicultor, las pescas reflejan una parte muy importante de su apuesta vital. Se trata del momento en el que comprueba que su trabajo de medio año tuvo sentido, fue realizado a cabalidad y permitió seguir consolidando la estrategia de reincorporación social y económica para él, para sus camaradas y sus familias.

La historia de Jhon como la de miles de hombres y mujeres tuvo un hito el 26 de septiembre de 2016, cuando las FARC-EP firmaron en Cartagena el acuerdo definitivo de paz con el Estado colombiano. En ese momento la incertidumbre, acompañada de esperanza, desbordó los sentimientos de los y las exguerrilleras que dejaban atrás una vida de combate armado, una vida diferente a la que habitan actualmente. Ahora, sin armas, la comunidad fariana continuaría soñando y construyendo un modelo de vida distinto para la sociedad colombiana. La incertidumbre del nuevo tiempo se materializó prontamente en una dura batalla, no ya con enfrentamientos armados en las montañas de Colombia, pero sí una de las más duras de sus vidas: hacer efectiva la reincorporación integral de la mano de la sociedad y en la legalidad impuesta por el Estado colombiano. 

Los peces le han dado a Jhon la seguridad del futuro económico en ausencia de una adecuada implementación del Acuerdo. Así pues, relata Eloísa Rivera, Gerente de ECOMUN, que la tierra en la que los proyectos productivos se desarrolla ha sido adquirida por dicha Entidad a través de préstamos y apoyos de Cooperación internacional.

La reincorporación integral no ha sido el único reto de los y las excombatientes en estos más de seis años. Desde que se empezó a hablar al interior de las filas de las FARC-EP de un Acuerdo de paz con el Estado colombiano, éste se entendió como un cambio en las formas de lucha por la transformación social y no la deserción de su convicción revolucionaria por la vida digna y la justicia social. Por eso la familia fariana ha trabajado desde 2016 ardua y permanentemente por cumplir uno de los objetivos primordiales en su histórica lucha: alcanzar cambios estructurales para la transformación de la economía capitalista hacia un modelo de economía social, solidaria y comunitaria, es decir, un modelo que haga frente al capitalismo. 

Economía solidaria como horizonte

En el punto 3.2.2.1. del Acuerdo Final de Paz se dijo que “con el propósito de promover un proceso de reincorporación económica colectiva las FARC-EP construirán una organización de economía social y solidaria, denominada Economías Sociales del Común (ECOMÚN)”. 

Así, ECOMUN se constituyó en la herramienta mandatada por el Acuerdo Final de Paz para la reincorporación económica y social colectiva de los y las firmantes de paz en Colombia. 

Pero la diferencia entre lo formal del Acuerdo y la realidad que enfrentaron los exguerrilleros que empezaban a construir ECOMUN desde cero, fue cada vez más grande. Desde el inicio los obstáculos fueron mayúsculos, especialmente por los incumplimientos por parte del Gobierno Nacional, la ofensiva de algunos medios de comunicación en contra de la reincorporación que restó legitimidad al proceso, las amenazas a la vida de excombatientes y los retos organizativos propios de un modelo pensado desde la autonomía, fueron el pan de cada día. No obstante, con el trabajo colectivo y persistente de las y los firmantes de paz, el proceso de constitución de ECOMUN se logró en el año 2017 con mecanismos democráticos por los cuales se eligieron 26 representantes, uno por cada Zona Veredal y Punto Transitorio de Normalización (lo que hoy conocemos como ETCR) y es así como ECOMUN para el año 2023 logra tener presencia en las 7 regiones en donde históricamente estuvo ubicada la guerrilla, los otrora Bloque Guerrilleros ahora son Nodos Regionales de articulación socioeconómica y abarcan integrantes en 25 departamentos del país. 

Desde entonces empezó un proceso de formación con acompañamiento del SENA en el cual se dictó un curso de cooperativismo necesario para la conformación de las diferentes cooperativas y demás formas asociativas que actualmente integran ECOMUN. Esa entidad también acompañó la Asamblea Constitutiva y la elaboración de estatutos para poder hacer efectivo el registro ante la Cámara de Comercio de Bogotá de una entidad cuya personería jurídica reza Cooperativa Multiactiva Economías Sociales del Común, con sigla ECOMUN.

Bajo esa concepción hoy John trabaja diario en el predio de Villavieja, Huila, en las puertas del desierto de La Tatacoa, sembrando y cosechando peces.

El proyecto Piscicultura del Común

En el camino de cumplir sus objetivos, los integrantes de ECOMUN no han dejado de enfrentar durante más de seis años la falta de garantías en términos de seguridad, razón por la cual hoy contamos más de 300 excombatientes asesinados por todo el país desde la firma del Acuerdo Final en noviembre de 2016, dando cuenta de la sistematicidad de los hechos y la animadversión construida en el imaginario de la sociedad por parte de medios de comunicación y figuras públicas enemigas de la paz. 

En este contexto, en marzo de 2022 se realizó la Asamblea General Ordinaria de ECOMUN, que es la máxima instancia de decisión de la Cooperativa, y se eligió una nueva Dirección Nacional, denominada Consejo de Administración, que está compuesta por 18 personas representantes de todos los territorios del país en donde tienen presencia todas las fuerzas políticas derivadas de la firma del Acuerdo, que se distribuyen en Comités de Trabajo en diferentes líneas económicas y sociales.

Uno de estos Comités de Trabajo es el que desarrolla el proyecto productivo más importante de esta Entidad: el Proyecto Piscicultura del Común. En 2017, apenas un año después de que el Congreso de la República aprobara los acuerdos pactados en Cuba, decenas de firmantes de paz pensaron este proyecto como una propuesta de negocio sostenible para invertir sus esfuerzos y trabajo colectivo en la siembra, engorde y comercialización de peces para el consumo humano, de tal forma que se contribuyera, al mismo tiempo, con la seguridad alimentaria en un primer momento. Esta idea se fue materializando gracias al apoyo crucial de la Unión Europea, quien en ese mismo año aprobó la financiación de este proyecto. 

Actualmente estos recursos son operados por una Entidad italiana llamada Comitato Internazionale per lo Sviluppo del Popoli (CISP), quien acompaña a ECOMUN en la ejecución del Proyecto Piscicultura del Común, aportando acompañamiento técnico y administrativo en esta propuesta de país, con la tarea fundamental de generar en todas y cada una de las personas vinculadas en este proceso, en la transferencia de conocimientos para que el negocio piscícola pueda ser la puerta de entrada a otras iniciativas económicas de mayor envergadura de cara a la sostenibilidad de proceso de reincorporación a nivel nacional.

Estos diseños inicialmente contemplaron la creación de 26 unidades piscícolas, una en cada Zona Veredal o Punto Transitorio (lo que son hoy los ETCR). Pero después de 2017 se decidió colectivamente que era más adecuado desarrollar siete unidades productivas en siete regiones del país porque muchas organizaciones y excombatientes fueron saliendo progresivamente esos espacios y por la vocación de impacto comunitario tanto del proyecto como de la acción de ECOMUN, que pretende beneficiar la población de los territorios donde se adelanta esta propuesta productiva, dirigiendo los esfuerzos directamente a la producción piscícola como forma de demostrar que es posible atacar el hambre en este país. 

Con esta decisión tomada, el proyecto empezó a germinar de las manos de campesinos, comunidades y firmantes de paz en las siete regiones, constituyendo siete Nodos que componen este Proyecto. Los siete Nodos abarcan casi la totalidad del país: el Nodo Nororiente integra los departamentos de Arauca, Norte de Santander y Santander, así como las subregiones del Sur de Bolívar y el Nordeste antioqueño; el Nodo Oriente comprende los departamentos del Meta y Guaviare; el Nodo Sur abarca la subregión del Sur del Tolima y los departamentos de Huila, Caquetá y Putumayo; el Nodo Suroccidente integra el Valle del Cauca, Cauca y Nariño; el Nodo Centro está integrado por los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Tolima y la ciudad de Bogotá D.C.; el Nodo Caribe agrupa los departamentos de la región Caribe desde Córdoba hasta La Guajira; y el Nodo Noroccidente, integra los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío, Antioquia y Chocó.

Este proyecto establece un modelo de producción de estanques en tierra, para un proceso de reincorporación marcado por la falta de acceso a tierras que ya supera media década sin resolverse y sigue siendo la causa estructural que dio origen al conflicto armado en nuestro país. Al día de hoy, este importante proyecto productivo no tiene tierra. Ni con los más de cuatro millones de euros aportados por la Unión Europea, ni por las múltiples promesas que han hecho los gobiernos de Santos, Duque y ahora Petro, ni por aportes de entidades de Cooperación internacional ha sido posible resolver el problema de acceso a tierras para poder cosechar comida en 7 regiones del país. 

Sin tierra no es posible sacar adelante el Proyecto Piscicultura del Común, razón por la que se han elaborado cientos de estrategias y alianzas que permitan, de la mano de iniciativas privadas, identificar mecanismos de acceso a tierras en cada una de las regiones del proyecto, arrojando como resultado al día de hoy un avance en tres de ellas a partir de créditos hipotecarios apoyado por la Cooperativa financiera CONFIAR, quien fue la única entidad en todo el país que se atrevió a prestarles dinero como muestra de su aporte decidido con la construcción de paz y el no retorno a los oscuros tiempos de la guerra.

Para este proyecto se necesita cualidades técnicas óptimas para evitar dificultades técnicas, razón por la que se adelantó con la Universidad de Antioquia un Diplomado en Acuicultura de Aguas Continentales en alianza con la Facultad de Ciencias Agrarias y la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, donde se exploraron avances importantes en un proceso de formación teórico y práctico con delegados y delegadas por los Nodos Piscícolas en todo el país. 

No obstante avanzar en tan importantes escenarios de formación técnica, se necesita tierra que esté lejos de las zonas donde el conflicto armado permanece en todo su esplendor, pues la vida de los y las firmantes de paz que hoy construyen este proyecto, sigue estando en riesgo. 

Los Nodos Sur y Suroccidente, donde se tiene suscrito un crédito hipotecario con la Cooperativa Financiera CONFIAR, el proyecto adelanta procesos de alevinaje en el municipio de Hobo (Huila), mientras que en el municipio de Villavieja (Huila) tiene dos estanques que suman tres hectáreas de espejo de agua donde actualmente se producen aproximadamente 15 toneladas de tilapia roja y cachama para comercialización, constituyendo no solo verdaderos negocios sostenibles de esta gran apuesta sino un ejemplo claro de sistemas productivos que generan impacto en las comunidades donde están instalados y que dirigen sus esfuerzos a la más loable de las tareas que pueden corresponderle a un campo libre de violencia: la producción de comida para abastecer el país.

El Nodo Noroccidente, por su parte, se encuentra haciendo adecuaciones físicas y productivas a un predio que está integrado por una Unidad Productiva Piscícola que lleva años funcionando, en alianza con empresarios privados de la región quienes tienen apoyo de la Universidad de Córdoba, incluyendo en sus propietarios algunos antiguos docentes de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia de esta prestigiosa Universidad de la región.

Llegar al 2023 no fue un recorrido fácil, pero indudablemente ha sido un comienzo de año con importantes avances que han acercado a Piscicultura del Común a ser un negocio sostenible pionero en la reincorporación económica y social, con impacto social en todo el territorio nacional. 

Este negocio se proyecta bajo modelos que lo hacen sostenible tanto económica como ambientalmente, razón por la que Piscicultura de Común también se ha convertido en un hito de la generación de alternativas alimentarias a través de la implementación del proyecto de Mosca Soldado Negra que consiste en generar alimento para animales de cría con larvas de mosca que son alimentadas con desechos orgánicos que se producen en distintos lugares del país. Este proceso, promovido por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, se espera implementar en todas las Unidades Productivas piscícolas que contemplan el proyecto para así reducir mejorar la calidad del producto y generar sostenibilidad ambiental. 

En síntesis, este es un proyecto productivo que tiene vida en tanto es una apuesta de país, se enmarca en un proceso cooperativo y se desarrolla en medio de aprendizajes, incumplimientos a lo acordado por parte del Estado, amenazas y asesinato de excombatientes, lo que demuestra la firme convicción de sus integrantes por apostar desde la consolidación de procesos productivos territoriales, a la construcción de una Nueva Colombia con oportunidades para el campo y al desarrollo rural integral que permita por fin generar condiciones de vida digna y en paz para Colombia.

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