Frisby, el rey de pollo frito en Colombia, ha sabido reorganizarse ante la actual coyuntura de confinamiento obligatorio y cierre de sus restaurantes. Pasó de un histórico 20 % de ventas en domicilios a un 40 % para finales de abril. No ha sido una tarea fácil, el 60 % de sus puntos de ventas están ubicados en centros comerciales, sitios donde además no se ofrecían servicio a domicilio, por lo que fue necesario implementar este servicio en aquellos locales donde lo permitió el Centro Comercial.
Todavía más de 100 locales de sus 269 continúan cerrados, pero a sus domicilios que operan hace 28 años, se les suma los canales digitales y call centers que implementaron hace 17 años, y que funcionan principalmente para ventas de domingo. Su aplicativo (App) que cuenta con más de 900.000 descargas, permite realizar el pedido y pagar, para luego solo pasar a reclamarlo.
El inicio de Frisby se remonta a 1977, cuando la pareja de recién casados Alfredo Hoyos Mazuera y Liliana Restrepo Arenas decidieron aprovechar que no había pizzerías en Pereira, e inauguraron la primera en el sector el Lago. Contrataron un pizzero de Bogotá, que hacia el espectáculo de tirar al aire la masa de pizza como un platillo volador o frisby en inglés, dando origen al nombre del restaurante. La idea fue todo un éxito, pero mucho más lo sería el pollo frito que introdujeron después como parte del menú, aunque las pizzas perduraron durante años en los locales del eje cafetero, el pollo frito se convirtió en el icono del negocio y Frisby en la empresa con mayores ventas de pollo frito en el país.
El origen de todo, hay que buscarlo unos años antes, cuando el padre de Alfredo, un antioqueño emprendedor de Yarumal, quién había migrado a Pereira como vendedor y pronto fue el dueño de un almacén de misceláneas, decidió en 1948 viajar a Japón a comprar juguetes, país que se había especializado en la producción de juguetes baratos para salir de la crisis de la posguerra, pero más que los juguetes lo que llamó su atención fueron unas incubadoras de pollo que conoció en casa del dueño de la juguetería. Regresó con dos incubadoras con las que se convirtió en pionero en la transformación de la industria avícola del país, y Alfredo comenzó su incursión en el sector.
Llegó de Estados Unidos con la idea de montar comedores avícolas y drogas para aves. Las ventas crecieron, y vio una nueva oportunidad, modernizar la venta del pollo crudo. Fundó Pimpollo, la primera venta de pollo despresado. El paso siguiente: montar un asadero de pollo en Pereira, Pollo Loco, que vendió al asociar Pimpollo con Kokoriko para fundar Avinco.
A los 29 años, en 1976, le vendió el negocio a Eduardo Robayo dueño de Kokoriko. Con dinero pero sin ofició decir montar junto con su esposa: Frisby. Pero fue su hermana quien estudiaba en la Universidad de Georgia la que tuvo la idea del pollo apanado. Importaron una máquina de cocción a presión, que no resecaba el pollo por dentro al momento del apanado. Y resultó todo un éxito.
Abrieron un local en Cartago con Liliana como administradora y siguieron luego otras ciudades cercanas del eje cafetero. En 1987 llegaron a Bogotá y tres años después inauguraron locales en Medellín. Cuentan ya con 269 restaurantes en 50 cabeceras municipales: una de las cadenas de alimentos con mayor cobertura nacional. Algunos de los restaurantes son franquicias, modelo que iniciaron con sus hijos porque Frisby es una empresa familiar con un protocolo muy bien establecido.
Frisby, vende más de 360 mil millones de pesos al año (datos de 2018) y compite por los primeros lugares en el ranking de restaurantes de comida rápida en el país. Sus fundadores, continúan fieles a su principio de nunca permanecer en la zona de comodidad, siempre en la zona de aventuras, abiertos a nuevas oportunidades. Y así enfrenta esta pareja la actual situación, incorporándola como una tendencia del mercado.
Liliana, quien es la actual gerente general, considera que por lo menos este año, la gente va a preferir pedidos a casa, por lo que van a mejorar y fortalecer más ese canal. A futuro, esperan poder aprovechar esta ampliación del canal de domicilios y mantener sus niveles actuales de ventas.
Aunque el golpe fue duro, y las ventas cayeron un 80 % en marzo, ya han recuperado parte de esta caída y confían al final del año, cumplir con un 80 % del presupuesto original para este año. Han cancelado la proyección de abrir 15 restaurantes este año, para concentrar la inversión en tecnología, fortaleciendo sus plataformas. Los hábitos posiblemente cambiarán luego de esta pandemia, y esta pareja de pereiranos le apuesta a interpretarlos a su favor.
*Este texto fue publicado originalmente el 31 de mayo de 2020