Por favor, lea esto como una súplica, porque lo es. Estamos encerrados y debemos pensarnos, pero no como individuos, sino como algo más grande, como sociedad. A pesar de que el individualismo prima en nuestro país, es extraño que según la Encuesta Nacional lo más importante para un colombiano sea su familia.
Y mientras los medios de comunicación siguen mostrando el reality show más costoso de nuestras vidas, que es la política colombiana, y nosotros continuamos financiándolo (pagando con el sudor de nuestro trabajo los impuestos de vivienda y vehículo, 4x1000, retención en la fuente, IVA y demás), nos llaman atenidos, como lo hizo la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez.
Además, no es que el gobierno destine ese capital para tener un mejor país o favorecer a sus ciudadanos, para nada, ya que seguimos acolitando pago tras pago a los políticos que, envueltos en sus discursos discriminatorios (los cuales son puestos en los medios de comunicación como la batalla entre derecha, centro e izquierda), cobran sus módicos salarios, que oscilan entre los diez y los cuarenta millones de pesos.
Sin embargo, no contentos con estos sueldos, ellos, los políticos, se roban (como dicen varios reportes) cincuenta billones de pesos. Es decir, que lo que pagamos para el funcionamiento de nuestra actual administración es dilapidado y termina en los bolsillos equivocados. En consecuencia, tenemos un déficit en salud, educación, seguridad y servicios básicos, a pesar de ser uno de los países que más posibilidad de crecimiento agrario (aún así, somos el tercer mayor importador de alimentos en América Latina).
Lo peor de todo este cuadro es que muchas de las personas que nos administran si acaso terminaron una carrera profesional. Sin embargo, ellas son las que nos dicen "mantenidos", "estudien, vagos" o “a Colombia la está matando la pereza”. Por cierto, esto último es falso. Si buscamos, podemos encontrar que "un colombiano trabaja al año 830 horas más que un alemán". Y si esto es verdad, ¿por qué nuestras condiciones de vida son tan precarias, más si se comparan con las de Alemania? La respuesta es simple: alto endeudamiento y
deficiencia organizacional, administrativa, financiera y empresarial (así como las empresas se quiebran por estas razones, nuestro país también se perjudica por ellas).
Por otro lado, al leer el artículo titulado Alejandro Gaviria: “Hay que mantener cierta capacidad de rebeldía y no resignarse con la situación del país”, que es una entrevista al actual rector de los Andes, me pareció curiosa su respuesta a la pregunta sobre cuáles son los retos de las universidades hoy, la cual dejo a continuación:
Primero, las universidades son demasiado ofertistas. Tenemos que adaptarnos a las demandas de la sociedad que están cambiando, hay que conectarse con la gente y con las necesidades del mundo global. Segundo, tienen que seguir siendo factores de movilidad social. Y, finalmente, tienen que ser un actor preponderante en esta búsqueda de producción y consumo sostenible. Cuando un periódico como The Financial Times redacta un titular diciendo que hay que resetear el capitalismo, esas nuevas ideas tienen que surgir de las universidades.
Así pues, frente a lo dicho por el exministro me surgen varias preguntas como: ¿los docentes de las diferentes universidades acreditadas de Colombia no han demostrado en muchos trabajos de investigación los problemas de la educación actual en Colombia y sus soluciones?, ¿no existen en la actualidad pesquisas por parte de varios grupos de investigación de la crisis que tenemos en salud?,
¿no han mostrado los epidemiólogos de los diferentes centros universitarios lo que deberíamos hacer para enfrentar esta pandemia?
La respuesta es que sí hay investigaciones que demuestren que deberíamos tener otra forma de hacer las cosas, pero el problema es que las decisiones que afectan a una sociedad entera no se dan a través de la ciencia o la investigación, sino a través de los intereses económicos de unos pocos. Por lo tanto, el reto fundamental que tienen las universidades del país es, como se muestra en el documento Política Nacional De Ciencia, Tecnología e Innovación 2016-2025, que la investigación sea el "pilar para las grandes transformaciones sociales, económicas y ambientales”.
No obstante, esto nunca va a pasar si los rectores de las mejores universidades del país y sus docentes no se unen y forman asociaciones que coloquen las políticas públicas de un país y realicen veeduría a través de la investigación. Acá viene otra reflexión, no menor, de cómo se deben dar cambios serios desde la universidades en la toma de decisiones y es en el manejo de la pandemia: ¿qué dicen los docentes universitarios que tienen estudios en doctorado en epidemiología para el manejo de pandemia y el ingreso a clases en colegios y universidades?
Por alguna razón, en vez de preguntarle a ellos, la comunidad educativa de todo el país está esperando que la ministra de Educación, quien tiene pregrado en economía, tome las riendas. Por ahora, ella nos dice que “a partir del 1º de agosto iniciaría alternancia de clases presenciales”... Mientras tanto, cada día se incrementa entre 1000 y 1500 los casos de COVID-19, al igual que las muertes se aumenta. Por eso creo que algo debe de cambiar, porque esta pandemia va a dejar muchas cicatrices en nuestra ya golpeada sociedas, sin olvidar que estas transformaciones también traen oportunidades.
Ojalá la educación a través de las universidades fuera el sitio donde se gesten las políticas públicas de una región y de un país, pero esto nunca va a pasar si las personas que han sido parte del gobierno y ahora son rectores de las mejores universidades de Colombia no impulsa una renovación en el manejo de la empresa más importante, que es nuestra sociedad colombiana, quebrada desde hace muchos pero muchos años.