Alejandro Fantino vuelve y juega. Qué lástima que no siga el ejemplo de un grande como Mario Sábato al que queremos tanto por querido, por amoroso. Pero parece que Fantino reúne todos los clichés del argentino que tanto detestamos. Es bonito y agrandado. Desesperante. Su última salida nos tiene indignados a todos. Les gritó a Cardona, Barrios y a Fabra, en pleno programa que el dirige “Boca es más grande que Colombia”. A mí me enervó la sangre cuando este agrandadito dijo lo siguiente de nuestros ídolos: “¿Ustedes vieron correr a Cardona? ¿Ustedes lo vieron volver cuando corría a ‘Nacho’ Fernández? No podía más. Es una heladera Siam doble puerta pintada de azul. Está 8 kilos arriba. ¿Ese es el 10 de Boca?"
Yo ya no me aguanto el cuentico ese de los argentinos y la grandeza de sus mediocres equipos. Eso del Super-Clásico hay que replantearlo ya. Fantino, un mundial, una previa a un mundial, un partido en Saint Dennis contra Francia es más importante que un Boca- Patronato. Lo peor es que nuestro paupérrimo periodismo deportivo le rinde tanta pleitesía al argentino que vivimos imitándolos en todo. A Fantino hay que vetarlo. Fantino condujo un programa llamado Animales sueltos que era un ejemplo de misoginia, clasismo y racismo que me da urticaria. Este Fantino fue el mismo que dijo hace unos meses “Colombia da pena, cómo su técnico. Es la Selección más pecho fría (miedosa) de América”.
Ahora no es que pida perdón. Acá no es bienvenido Señor Fantino. Boca no es nada comparado con Colombia. Nada. Colombia es una nación y juega mundiales, Boca apenas le alcanza para su torneíto doméstico