“Hubo en todas las épocas alguien que, mirando a Fedora tal como era, imaginó el modo de convertirla en la ciudad ideal, pero mientras construía su modelo en miniatura Fedora ya no era la misma de antes y lo que hasta ayer había sido su posible futuro ahora sólo era un juguete en una esfera de vidrio” —Italo calvino, Las ciudades invisibles”
Parece que nuestra ciudad, administrada por ingenieros, continua en la lógica de aplazar una planificación prospectiva. La ejecución de Planes de Desarrollo, de Ordenamiento Territorial y Programas de Gobierno no han podido edificar la ciudad deseada, ni siquiera al estilo de las ciudades invisibles de Italo Calvino.
La “planeación” no viene dando resultados, sencillamente, por el día a día en que se está sometiendo, de manera irresponsable a la ciudad; como también a los intereses particulares de la élite barranquillera.
Los Concejos de Colombia, que, además de autorizar al alcalde para celebrar contratos, y de tener como función el deber de ejercer el control político a los mandatarios de turno, han podido construir la urbe del siglo XXI, de cara a las exigencias y necesidades de sus ciudadanos. No nos causa extrañeza que todo proyecto que presenta el Alcalde Alejandro Char, es aprobado a pupitrazo limpio, en detrimento, incluso de la ciudad. Conocemos el por qué…
No se está trabajando una ciudad para todos, sino para unos cuantos. Planificar así es sencillo: simplemente a lo que salga; a lo que cada administración lleve consigo lo que desee hacer con la ciudad, o no puedan hacer otras.
La ciudad, desde su fundación o generación espontánea (caso Barranquilla) poseen sus propias dinámicas. El crecimiento espacial es la expresión física del aumento de población, de la función económica. Ellas deben quedar organizadas de acuerdo con las necesidades sociales y económicas, teniendo en cuenta una serie de funciones básicas (habitar, trabajar, circular, y cultivar el cuerpo y el espíritu).
Barranquilla: entre el caos y el cortoplacismo
No sabemos qué tan relevante es el Proyecto de Acuerdo de Zonas de Parqueo en Barranquilla, en Cartagena no lo fue. La propuesta, desde luego nace del pobre argumento conceptual que hace el concejal eterno Luis Zapata Donado, ponente de la iniciativa; quien señala que el proyecto de acuerdo nace del “desorden” en las vías por invasión de los vehículos. Qué esfuerzo conceptual de un concejal que lleva toda una vida cabildeando.
Tal parece que el equipamiento que compraron para ser utilizado en las zonas de parqueo en Cartagena tiene que ser utilizado acá en nuestra ciudad; es decir, ya todo se compró y no se puede perder en las bodegas.
Es comprensible la poca apreciación que se tiene de la planeación que debe tener nuestra ciudad; más allá del cortoplacismo lo que debe comprometer a los gobernantes es una planeación de la ciudad a largo plazo. Ya es recurrente en la ciudad que el cemento sea utilizado, no lo censuramos, pero no se ve para la apertura de nuevas vías. El desorden no está en las vías, éste es producto, precisamente, de las mismas vías que hemos tenido siempre: la de una ciudad que no tuvo visión futurista.
Empeorando la situación está la privatización de una de las nuestras principales arterias: la Carrera Olaya Herrera (Carrera 46), que hoy, nos brinda una dimensión obtusa. Las autoridades, en lugar de ampliar esta vía, incluso, a tres carriles, la redujo a solo a uno; el otro está privatizado (al Transmetro, que viene pidiendo inyección financiera del distrito, sin descaro alguno); unido a esto se cerraron casi todas las vías adyacentes. ¿Es esto ejemplo de una flamante planeación en la ciudad? Desde luego que no. Porque ni que hablar de la Calle Murillo (Calle 45).
Nuestros gobernantes no tienen una visión prospectiva, de futuro. Barranquilla, se quedó en la urbe de las mismas vías. Las ampliaciones de algunas se vienen concentrando hacia el centro de la ciudad, por ejemplo, el programa un Par Vial para la ciudad (Cra 50). Y eso, este se debió hacerse hace mucho rato; no fue idea de las últimas administraciones.
El Plan de Desarrollo 2016-2019 del Alcalde Alejandro Char Chaljub, se queda corto en materia de infraestructura vial, todo lo reduce a la llamada Política Infraestructura para la Competitividad, y al programa Barrios a la Obra; puertos y barrios más conectados, no lo vemos mal, por supuesto; solo que ese inversionista portuario; ese ciudadano que, al entrar a los grandes subsectores urbanos colapsados por la movilidad, tendrá una visión de planificación cortoplacista y sin articulación; además de una perdida inaplazable de su calidad de vida.
Por tanto, aquí, más de convertir vías en un solo sentido, en semaforizar la ciudad, lo que debe es presentarse un plan ambicioso de avenidas para una ciudad, que están presentando demasiada congestión vehicular. El actual mandatario distrital ni siquiera proyecta, ni anuncia un plan vial interurbano a mediano y largo plazo para terminar con el déficit vial que se viene presentando en todos los rincones. No hay una primera piedra.
A los honorables concejales el llamado es posesionarse en una visión prospectiva de ciudad, sin más interés que el de todos los ciudadanos por igual. No solo es hacerse elegir (por cualquier medio, compra venta de votos, por ejemplo), sino trabajar por una ciudad incluyente, con verdaderas oportunidades para todos.
