No se puede dudar que a muchos les ha llegado la mejor alegría que cualquier colombiano quisiera tener, la del Fútbol. Pero ¿Si estamos celebrando todos? ¿Si somos felices todos?.
Mientras unos le declaran su amor a James, mientras otros pintan sus rostros con el amarillo azul y rojo, mientras gritan en las calles a cánticos jubilosos junto a los narradores; otros no se sabe si vivirán, si después del partido le llegará el turno de irse, de morir junto a la "alegría" que despierta cada partido y cada fase, porque ahora ya no es cada partido, ahora es la fase que nos llega, los atracos van aumentando en proporción a cada gol, a cada jugada, a cada final que nos espera. Y es que por trámite de cada atraco siempre cuesta una vida, un alma que solo quería celebrar en sana paz. ¿Dónde está la paz? ¿Fútbol, patriotismo? Se supone que es una fiesta, y que nadie debe llorar a los suyos porque Colombia ganó y goleó y James es el goleador del mundo. ¿Qué estará pensando Él de nosostros como colombianos? ¿Será que le darán ganas de seguir haciendo goles, a sabiendas de que puede significar la muerte de un colombiano más? A medida que vamos avanzando en la copa, vamos avanzado también en muertos, peleas, en desórdenes públicos, en tonterías que solo la gente desadaptada hace y deshace.
Hoy hicimos historia, sí, pero para muchos será la peor historia, la que Colombia pasó a cuartos, la que muchos pasaron al más allá sin pena ni gloria. No sabemos hacer las cosas bien desde la casa, todavía pienso si es que llegamos a ser campeones ¿A quién le tocará? ¿al amigo? ¿a la familia? ¿a ti? ¿a mí?