Las medidas tomadas por la alcaldía para controlar la pandemia incluyen normas buenas, malas y absurdas; pero la más contraproducente es el cierre de los parques públicos.
Durante esta coyuntura, cuando estar encerrado en casa genera estrés, depresión y hasta violencia domestica (además del letal sedentarismo), el mejor tratamiento es el deporte al aire libre.
La actividad física mejora la salud en muchos aspectos, incluyendo el sistema inmune. Además, el sol y el contacto con la naturaleza fortalecen el ánimo y ayudan con la depresión.
Y para familias de bajos recursos (que incluye cada vez más bogotanos), que tal vez no tengan acceso a internet y nunca adquirieron el habito de la lectura, un partido de fútbol o de frisbee en el parque están entre las pocas opciones saludables de recreación que tienen en estos días.
Entonces, ¿por qué les está prohibido el uso de uno de los mayores recursos públicos que tiene Bogotá, como son los parques públicos como el Simón Bolívar, el Renacimiento y el de San Cristóbal?
¿Están las autoridades preocupadas por el riesgo de contagio en los parques? El sol y el aire libre juntos, con los fuertes rayos ultravioletas en la altura de Bogotá, reducen mucho el peligro de contagio. Y, para evitar la aglomeración, se puede limitar el número de personas que ingresen, como suelen hacer en muchas tiendas. ¿O será que la venta de televisores y cerveza es más importante que el deporte y la actividad física?
Los expertos sanitarios insisten que debemos mantener una distancia entre las personas. ¿Qué sitio más permite el distanciamiento físico que un parque público?
Y, afortunadamente, existen muchos deportes que permiten mantener una distancia social, como trotar, montar bicicleta, patinar y jugar tenis. Incluso, se puede jugar formas de futbol, voleibol o baloncesto con pocas personas en la cancha.
Y si es que sí existe algún peligro de contagio en un parque debe ser mucho menor que el que existe en el hogar o un vehículo, donde no llegan los protectores rayos del sol y las personas están hacinadas y respiran el mismo aire reciclado.
En otra política contraproducente, hace varias semanas prohibieron que los ciclistas subieran a Patios y El Verjón en los Cerros Orientales por el peligro de contagio entre los miles de deportistas. Si existe una forma de hacer deporte sin hacinamiento es el ciclismo al aire libre, y prohibirlo es absurdo. Se puede perfectamente limitar el número de personas que suben cada hora.
Pero, subir la montaña en bicicleta es principalmente una actividad de gente con recursos, si juzgamos por las bicicletas de valor millonario que muchos utilizan. En contraste, jugar futbol en el parque es una actividad alcanzable por cualquier familia bogotana.
Incluso, nuestra alcaldesa ha dicho que “lo que está claro es que el sitio de mayor riesgo de contagio es la casa." Entonces, ¿qué sentido tiene cerrar los parques y los cerros y mandar a los bogotanos a encerrarse en la casa?
No sobra observar que, en una ciudad que prefiere subsidiar la contaminación del aire en vez de sancionarla, los parques y los cerros son los únicos lugares que tenemos los bogotanos de respirar aire limpio.
¿Por qué no abren los parques y permiten el saludable deporte?
