El alcalde de Yopal Jhon Jairo Torres, quiere alejarse de los malos espíritus y de las energías negativas.
Por eso desde que volvió al cargo el pasado 15 de junio, tras permanecer 11 meses privado de la libertad, no ha querido pisar ni el tapete del despacho del alcalde “para no dejarse contaminar de las malas influencias”.
La oficina localizada en el palacio administrativo del municipio de Yopal, ha sido la anfitriona de los alcaldes durante más de 20 años.
“Quién sabe cuánta corrupción se habrá manejado allí”, dijo Jhon Jairo Torres, quien también, durante los meses que gobernó, antes de ser llevado a prisión, despachó en este lugar.
Pero ahora que está nuevamente al frente de la ciudad, tras recuperar su libertad, ha decidido no atender más ahí, porque según él “está lleno de maldición y de espíritus corruptos y no voy a sentarme en la misma silla donde los escarnecedores maquinaron todo el daño a la ciudad”.
Torres hace referencia principalmente a Luz Marina Cardozo, la alcaldesa encargada durante los 11 meses que estuvo detenido, y a su Jefe de Planeación, Juan Carlos Suárez, principalmente, quienes eran sus amigos y aliados antes de su última captura, y quienes después “se voltiaron porque les gustó la corrupción”.
Por esta razón optó por sacar su oficina del palacio municipal y ubicarla en una casona vieja, donde funcionó un restaurante, localizada a pocos metros de la alcaldía, en la calle 15 número 13-14.
“Esta será una oficina de puertas abiertas”, aseguró el Alcalde quien prometió no poner ‘trancas’ para atender a la gente. “La única barrera que tendrá será un broche como los que se utilizan en las cercas de las fincas”, agregó Torres.
Mientras está lista la casa, la cual acondicionará con sillas Rimax y “de pronto con el comedor de mi casa”, Torres atiende en las cafeterías, los parques, las calles o en cualquier otra oficina de la Alcaldía.
El Alcalde espera estrenar su nuevo despacho antes del 8 de julio, cuando Yopal cumple 75 años de vida administrativa. Pero eso sí, con la esperanza de que no sigan rondando malos espíritus en el palacio municipal o sino a la ciudad “se la lleva el chiras”.