En 1957 desfilaron por primera vez cuarenta silleteros por la calle Junín de Medellín. Desde entonces, sin falta, cientos de familias se preparan cada año durante varios meses para sorprender a millones de antioqueños y miles de turistas de todo el mundo que disfrutan esta tradición, declarada patrimonio cultural inmaterial desde el 2015.
Este año, en el corregimiento de Santa Elena, el lugar donde preparamos las silletas, no solo habíamos sufrido la dura realidad presente de la pandemia, sino que vivíamos la zozobra y la incertidumbre de un futuro oscuro donde la tradición parecía darle paso al temor y quizás al fin del sustento económico de un corregimiento que tanta alegría ha regalado a Medellín.
Parece muy simbólico que hace un año murió Manuel Efraín Londoño (o Candelario, como lo conocíamos en el corregimiento), de 61 años, asistiendo al desfile. Este sería el primero en que no nos acompañaba, así que preparamos un homenaje a su memoria sin saber que el reto sería aún mayor.
Mucho se especulaba después de la cancelación de la feria en agosto y algunas familias pensaban en abandonar sus cultivos y buscar casa en la parte urbana ante la quiebra inminente, pero la noticia de que la Feria de las Flores se realizaría fue una verdadera lluvia de esperanza.
La alegría volvió a renacer. Las familias nos uníamos para ayudarnos y trabajamos con un amor superior a todos los años. Si la ciudad iba a hacer un esfuerzo tan grande en medio de la crisis, nosotros estábamos dispuestos a dar lo mejor para ponerle color y vida a la situación actual.
Hoy vimos llorar muchas personas del corregimiento y el llanto de varios de los ganadores no era solo por el premio, sino por haberle cumplido a tantos que creyeron. Era el peso de la incertidumbre vencida y el llanto de la esperanza, porque sabemos que desde el cielo don Candelario hizo el milagro de mantener viva la llama de los silleteros.
Alcalde Daniel Quintero, gracias porque asumió el reto de encontrar salidas ante las puertas que se cerraban. Estamos seguros de que si nos dio la fuerza y los recursos para enfrentar esta crisis, todo lo que le espera a la ciudad es una silleta de esperanza y de amor.
Esas lágrimas derramadas por Pacho Quintero y doña Ana son también un premio de agradecimiento para usted, alcalde, porque sin esta ayuda hoy muchas familias tendríamos una navidad muy triste.
¡Gracias, Medellín!