Cada vez hay más información sobre los graves estragos que producen los desechos plásticos en la naturaleza, muchos de los cuales terminan en el mar. La gigantesca mancha en el Pacífico es apenas un ejemplo notorio, pero también lo es el creciente número de especies marinas con plástico en el estómago.
Además, el manejo inteligente de residuos implica en primer lugar evitar el uso de materiales que a la postre, a falta de reciclaje, simplemente se convertirán en basura, como las bolsas plásticas de un solo uso o el icopor.
Es necesario llevar a la industria a esquemas de economía circular, donde los fabricantes se hagan responsables de la basura que a la postre generan sus productos, lo que incluye minimizar el uso de materiales no biodegradables o no reciclables, al tiempo que asumen la recolección y reciclaje de muchos de sus envases o productos.
Mientras estas medidas de mediano y largo plazo son implementadas, es necesario adoptar medidas inmediatas urgentes, como prohibir el uso de bolsas plásticas de un solo uso en los comercios, como hizo recientemente la ciudad mexicana de Querétaro.
Por otro lado, el reciclaje a gran escala del icopor en el corto y mediano plazo tampoco es realista, por lo que es también recomendable prohibir su uso sobre todo en envases de comida, como hizo recientemente la ciudad de Nueva York.
De implementar estas medidas, la ciudad de Bogotá puede aspirar a ponerse a la vanguardia en América Latina en materia de desarrollo sostenible, algo que ya no da espera en nuestro maltratado planeta.
Sin más por el momento, agradezco su atención a esta carta abierta.