Para nadie es un secreto que los grandes medios pertenecientes a empresas o grupos de empresas han acaparado durante varias décadas la pauta oficial de alcaldías, gobernaciones y hasta la misma presidencia.
La distribución desigual de los dineros de esa pauta llevaron a cientos de pequeños medios de información ciudadanos, barriales o comunitarios a cerrar, pues sus contenidos no podían competir contra la aplanadora de la información de los grupos predominantes en Colombia, Leáse grupo Prisa, Semana, RCN y otros.
El acaparamiento fue tal que varios ministerios en gobierno anteriores, entregaban los recursos casi a ciegas a los grandes medios. Por ejemplo Semana Verde llegó a desplazar de su puesto a periódicos regionales en los llanos orientales, que pudieron favorecerse y sobrevivir como es necesario en un Estado Social de Derecho o Democrático.
Una anécdota de esto es que por ejemplo en Buenaventura, en una de las pocas casetas de revistas y libros la única revista que circulaba semanalmente era la revista Semana, o la separata de Paz de El Espectador que con su proyecto 2020 acaparó grandes recursos de lo que debió ser la pedagogía para la paz.
Ahora la discusión en Medellín se abre las puertas hacia otros puntos que son claves. ¿Cómo aportar para que los medios de información de las comunas crezcan como un elemento clave en una política incluyente? Sencilla respuesta: Con la pauta oficial.
Sin embargo, y como era de esperarse, esa redistribución de los dineros de la Central de Medios Telemedellín, que estaban en anteriores administraciones dirigidos a El Colombiano, pasaron a manos de cerca de 200 medios de información que tienen presencia en las comunas y que son consultados por los presidentes de JAC o por las vecinas del barrio porque conocen a sus creadores. Así se han logrado sostener muchos de ellos y ahora son blanco de los ataques despiadados de quienes se vieron despojados de los millonarios recursos para lo que antes no tenían competencia.
La cifra no es menor, un cambio tan brusco que pasó de 3.428 millones en 2019 a 90 millones en 2021 con Quintero. A pesar de ello, ese diario no duda en cuestionar a medios de información que en tres años han recibido 78 millones o poner como compra de principios un contrato por 2.5 millones de pesos. Vale decir que El Colombiano también recibe contratos anuales por cerca de 90 millones, pero se escandalizan por contratos pequeños, por la sencilla razón de no son para ellos.
Aunque este proceso no está exento de fallas, es importante que se esté planteando que la Pauta Oficial no puede seguir siendo privada y ganada con el favor mediático de los gobernantes de turno, sino que debe ser una política que propenda por la democracia y la multiplicidad de las voces, ojalá otros alcaldes aprendieran de esta experiencia en la que Medellín es pionera, pues así pierdan el favor de los grandes ganan a los pequeños que en últimas son los que ganan los votos puerta a puerta y casa a casa.