Respetado alcalde,
Todos los individuos tenemos derecho a expresar libremente nuestras opiniones y no deseo censurar las suyas en relación con nuestra institución, pero sí quisiera, a continuación, contextualizar el escenario de sus apreciaciones:
Immanuel Kant, en Pedagogía, sostenía que la educación es un paso necesario si queremos pensar en un posible progreso de la humanidad, “pues tras la educación está el gran secreto de la perfección de la naturaleza humana”. La educación superior, en Colombia, es el pilar y punto de ancla para los ciudadanos que buscan desarrollar sus proyectos de vida. Es un servicio público cultural, inherente a la finalidad social del Estado. En Colombia existen 32 universidades públicas, que a lo largo de su excelencia académica se caracterizan por la formación integral, crítica, con alto nivel académico. En la universidad pública se garantizan la apropiación, construcción, creación y producción de conocimientos y saber, a través de sus funciones misionales de docencia, investigación e interrelación con la sociedad. No se trata de una entidad que se asimile a una empresa privada. La educación de la universidad pública es un instrumento de transformación social e impacta al mejorar el desarrollo del país y el bienestar social de sus ciudadanos. Sin embargo, a pesar de la importancia de su existencia para el proyecto de país, la política educativa del gobierno nacional ha sido descalificar su carácter público. El fin de esto último no es otro que promover una desfinanciación de sus recursos. Señor alcalde, nos están privatizando. La Universidad pública cierra este año con la peor crisis de su historia, y le quiero explicar el porqué.
En el año 2006 el 70% de los recursos provenían de la nación, y el 30% fueron recursos propios. Hoy, la balanza porcentual está en un 50% – 50%. El programa Ser Pilo Paga está agravando la crisis: en sus tres versiones ha cedido créditos condonables a sólo 40.000 beneficiarios, cuya base son recursos públicos. Y para colmo, más del 80% de este dinero se destina a universidades privadas. El “IVA social”, es decir, el correspondiente al 0,4 de medio punto adicional del IVA, alrededor de $450.000 millones que se esperaba se destinará a las IES públicas, sólo se reservaron $128.000 para estas. Mientras el restante se destinó a financiar el ICETEX, más un billón de pesos para nuevos créditos: esto es, subsidiar a la demanda, que no es otra cosa que endeudar a miles de jóvenes colombianos. El CREE va hasta el 2018. La reducción a Ciencia y tecnología (Colciencias) es de 380.000 millones de pesos a 222.000 millones. Tampoco podemos olvidar la posible aprobación de la Ley 084, que en su artículo 5 prohíbe la celebración de contratos Interadministrativos, afectando en un promedio del 30% de sus ingresos. El problema financiero de las universidades públicas es estructural y creciente porque los ingresos de estas crecen a un ritmo menor que sus gastos. Se recibe hace más de 20 años la misma proporcionalidad de recursos, con tan sólo un incremento del IPC, cuando el aumento de la cobertura ha sido desde 1993 a 2015 de un 252% junto al aumento por ley de salarios de profesores, trabajadores y administrativos.
La Universidad Industrial de Santander no se escapa a esta situación. La autofinanciación supera el 50% de sus recursos. Para el 2018 se presupuesta $475.798.580,44 millones, con un déficit de $-34.331.680,31 millones, generado por cesantías retroactivas, cubrimiento de toda la planta de personal docente, requerimiento de las unidades como Bienestar Universitario, Vicerrectorías, Escuelas, Facultades y sus sedes regionales Barranca, Barbosa, Málaga y Socorro; es decir, cumplir con las actividades misionales. En cada sesión del Consejo Académico y Superior se evidencia que los recursos son escasos y se gestiona de la mejor manera para cubrir las necesidades, pero el dinero no es suficiente. Con orgullo se ocupa el séptimo lugar dentro de las mejores IES del país –la mejor del oriente colombiano–, encabezada por otra universidad pública: la universidad nacional. La comunidad universitaria desea enaltecer el concepto de lo público, porque se conoce los desafíos que enfrentan todas las instituciones públicas en pro de una administración eficiente y transparente de los recursos, ante un panorama de corrupción y descomposición ética nacional. Es un compromiso de todos. Se promulga por una universidad abierta, por eso se brinda el programa de “Vecinos y Amigos” porque se entendió que la UIS es un espacio para que la ciudadanía se apropie de su universidad pública, además de múltiples eventos culturales y académicos. Y jamás se pierde su espíritu crítico.
En consecuencia, los funcionarios públicos son los primeros en engrandecer y propender el concepto de lo público y el bienestar colectivo. Por eso señor alcalde, como trabajador del sector público, lo invito a que ayude y forme parte del fortalecimiento de lo público. Usted como jefe de la administración municipal y nosotros como Universidad. Con ello, solicito la rectificación de su pensamiento sobre la UIS no como el civil Rodolfo –quien puede creer y pensar en sus adentros lo que parezca–, sino como Alcaldía de Bucaramanga, como los funcionarios públicos que juraron proteger el patrimonio de los bumangueses y los santandereanos. Deseo conocer la posición de su unidad de Gobierno sobre la única universidad pública de la región y el fortalecimiento de su carácter público ante los múltiples ataques que recibe. Lo invito a que se acerque a nuestra alma mater que siempre está abierta al debate y conversemos en la relevancia de lo público. Para que entre todos podamos entender el objetivo de su crítica.
Muchas gracias,
Sin otro asunto, se suscribe.