La movilidad de Cali es un tema de nunca acabar, en el que se refleja la falta de planeación, la improvisación y la carencia de estudios técnicos serios que viabilicen las medidas que el gobierno municipal ha implementado para dar solución a tan grave problemática. El incremento en el horario del pico y placa (una hora en la mañana y otra en la tarde), así como el establecimiento de la tasa por congestión para aquellos conductores que quieran circular sin restricción de horario por la ciudad, son medidas que no han solucionado el tema de los trancones y la accidentalidad reinante.
De acuerdo a la Encuesta de Percepción Ciudadana del Programa Cali Cómo Vamos, en la ciudad se incrementó en un 240% las motos matriculadas hasta el año 2016. Además, los ciudadanos utilizan como medio de desplazamiento principalmente el sistema MIO con el 37%, seguido de las motos con el 20%, el 10% el carro particular y el 13% servicio público (bus o taxi).
Uno de los factores generadores del caos vehicular y accidentabilidad, que impacta negativamente la movilidad, la seguridad y el desorden en las principales vías de la ciudad, son las motos. Esto se debe a: el irrespeto que muchas hacen a las señales de tránsito; a la movilización por el carril exclusivo del sistema de transporte masivo; el sobrecupo, pues transitan hasta tres personas en una moto; manejar sin licencia o no llevar los documentos requeridos, como el SOAT; así como el uso de este medio de transporte en la informalidad sin ningún tipo de garantías a los usuarios del mismo.
Durante la campaña electoral a la alcaldía, Maurice Armitage asumió como un compromiso, lo que le significó una importante votación en ese sector, que durante su gobierno no se aplicaría el pico y placa para este sistema de transporte, argumentando su carácter popular en la movilidad de los caleños. La realidad nos muestra que la falta de cultura y la irresponsabilidad de los concesionarios al momento de vender una moto, sin que el comprador cumpla con los más mínimos requisitos del código nacional de transito, hace que este medio de transporte, se convierta en una verdadera bomba de tiempo, ante los altos índices de accidentabilidad, en los que se ven comprometidos motociclistas, especialmente por las altas velocidades, violación de carriles e irrespeto a las señales de tránsito.
El deber constitucional de los gobernantes es cumplirles a los ciudadanos sin exclusión, garantizándole la igualdad en el ejercicio de sus deberes y derechos, apartándose de los intereses y compromisos que se adquieren en el propósito de alcanzar el apoyo mayoritario que le permita hacerse con el cargo al que se aspira. Preocupa entonces, que el alcalde manifieste su preferencia por este sistema de transporte, al sostener que “El amor por las motos se lleva en la sangre", limitando su capacidad de actuar con imparcialidad en el momento de tomar medidas, que ayuden a mejorar las condiciones en la movilidad, seguridad y calidad de vida de los caleños.