Alberto Manrique Martín es el título de este primer libro homónimo —del que se pusieron en circulación mil ejemplares—, en el que se condensa la extensa obra de este destacado arquitecto e ingeniero, uno de los más prolíficos de la primera mitad del siglo XX en Colombia, cuyos aportes fueron fundamentales para el desarrollo arquitectónico y urbano de la capital de la República.
En asocio con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Sociedad Colombiana de Arquitectos Bogotá y Cundinamarca, la Facultad de Artes —con el trabajo de investigación del Doctorado en Arte y Arquitectura, la Maestría en Teoría e Historia del Arte, y el grupo de investigación Gistal de la Universidad Nacional (U.N.), adscritos también al Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la U.N.—, publican el primer número de la serie “Homenajes/Arquitectos en Bogotá”.
“Alberto Manrique Martín es solamente uno de muchos que han trabajado en la construcción de nuestra arquitectura y nuestra ciudad”, manifestó al respecto el profesor Jorge Ramírez, coordinador del Doctorado en Arte y Arquitectura de la U.N. y uno de los principales investigadores del proyecto.
Con la publicación de este primer tomo –en el que se evidencia una investigación rigurosa que da cuenta del contexto en que se produjeron los proyectos y se adelantaron las construcciones en las que intervino el arquitecto—, se pretende recuperar la memoria de Manrique Martín, así como reconocer y difundir su obra, pues aunque gran parte de ella ha desaparecido, no se puede ignorar que es el autor de varias de las más importantes construcciones bogotanas que datan del periodo de transición entre la arquitectura ecléctica republicana y la modernidad. Ello, sin considerar que fue uno de quienes incentivó la fundación de la Sociedad Colombiana de Arquitectos.
La terminación del Capitolio Nacional —remate al salón central (elíptico)—; el edificio de la Policía Nacional, declarado monumento nacional en 1984; el edificio Cubillos, que gracias a sus ocho pisos recibió en 1927 el título del primer “rascacielos” de Bogotá; el edificio Matiz, diseñado para armonizar con la fachada de la Gobernación de Cundinamarca que por ese entonces (1927) estaba en construcción; el Hotel Granada, que en asocio con la firma Echeverry Hermanos fue edificado con todos los lujos para que fuera el más elegante de la ciudad; y el Teatro San Jorge —diseñado en 1935 en estilo geométrico moderno y merecedor de un gran despliegue en la prensa de la época—, entre otras edificaciones emblemáticas, hacen parte de la obra de Manrique Martín, así como numerosas casas unifamiliares, edificios residenciales y de oficinas, fábricas, urbanizaciones y espacios públicos capitalinos.
Manrique Martín también realizó el diseño de la base para el mausoleo del empresario alemán Leo Kopp —fundador de la fábrica de cerveza Bavaria— en el Cementerio Central de Bogotá y un pedestal en la fábrica de Bavaria en memoria de Kopp, quien, según se señala en el libro, “actuó como un verdadero mecenas del entonces joven arquitecto en los años 20”.
Artífices de ciudad: poco conocidos
Pese a su importancia y a la magnitud de sus aportes, los arquitectos que forman parte de la colección tienen en común, entre otras cosas, que han sido poco estudiados. De ahí la finalidad de la colección editorial: exaltar y difundir la obra de arquitectos y firmas de arquitectura claves en el desarrollo bogotano.
Por eso, el proyecto contempla una serie de representantes de distintos periodos, empezando por los nacidos en Bogotá a finales del siglo XIX que actuaron en las primeras décadas del siglo XX, especialmente, en la capital colombiana, como es el caso de Manrique Martín. El segundo en la lista es Pablo de la Cruz, y posteriormente, Arturo Jaramillo, Giovanni Buscaglione, Domingo Esquiaqui, Juvenal Moya, Carlos Martínez Jiménez, Francisco Pizano, y la firma Ricaurte, Carrizosa y Prieto, entre otros.
Al respecto, Silvia Arango, profesora titular de la Escuela de Arquitectura de la U.N. y quien lidera el equipo de investigación del proyecto, aseguró: “Consideramos que la historia se construye, colectivamente, así por oleadas sucesivas que proporcionan cada vez datos más concretos e incorporan nuevas interpretaciones”.
Aportes de Manrique Martín a la U.N.
De acuerdo con el profesor Ramírez, gran parte de la comunidad universitaria desconoce que el edificio denominado Sindú, en el que se ubica la Facultad de Artes y el IIE de la U.N., también cuenta con la impronta de Manrique Martín. Al respecto, explicó: “Hoy tenemos hasta pérdida del nombre. Cuando yo hablo del edificio Simba la gente me dice: no, este edificio no se llama Simba se llama Sindú; y yo les digo, no, eso no es así, este edificio se llama Simba y tiene unos valores, y este arquitecto -del cual hicimos el lanzamiento del libro- participó en la construcción de este edificio”.
“El ciudadano común y corriente tiene una memoria que es bastante endeble. ¿Quién sabe cuándo se hizo algo?, simplemente cuando otra persona le ha mostrado y le ha informado que eso es importante”, concluyó el profesor Ramírez tras indagársele por los motivos de la pérdida de memoria pública con respecto a tan importantes personajes colombianos.
