Alberto Assa Anavi, un maestro ilustrado en un mundo costeño

Alberto Assa Anavi, un maestro ilustrado en un mundo costeño

El legado educativo de este personaje es inmenso, aunque en su momento no se comprendió ni valoró su grandeza. Un homenaje

Por: Alexander Vega Lugo
febrero 17, 2021
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Alberto Assa Anavi, un maestro ilustrado en un mundo costeño

Tener una aproximación sobre la vida y del legado educativo de un distinguido maestro ilustrado de origen sefardí y nacido a orillas del Bósforo (Turquía) a principios del pasado siglo XX como fue Alberto Assa Anavi, y con escasas referencias documentales o bibliográficas a la mano, no resulta nada fácil.

Sin embargo, comienzo apelando a mi memoria y a mis recuerdos. Tuve la oportunidad de conocerlo personalmente en el Instituto de Lenguas Modernas cuando era estudiante de la Facultad de Educación de la Universidad del Atlántico, en la sede 20 de Julio, en la calle Manga de Oro (Calle 50). Logré ser estudiante de él en un curso libre de inglés, el cual lamenté no poder continuar y concluir.

Ambas instituciones son cercanas geográficamente, puesto que el instituto del profesor Alberto Assa estaba localizado en la carrera 41 (Progreso) con la calle 52 esquina (Campoalegre), en una sencilla pero bien aseada y ordenada vivienda, dotada de un hermoso jardín exterior y de árboles frondosos, de buena iluminación, de pupitres de sólida madera barnizada donde los estudiantes de diversas edades y niveles de formación recibíamos clases de idiomas extranjeros en boca de este gran maestro. Hoy, curiosamente, es sede de un partido político de izquierda.

Su dominio de los idiomas era impecable en su pronunciación, en el manejo de la gramática, la sintaxis y en el vocabulario. Fue un políglota por excelencia, dotado además de un profundo conocimiento de la cultura europea, tal como se evidencia en sus incontables artículos publicados en los periódicos El Heraldo y El Diario del Caribe, bajo el seudónimo de Casandra de Campoalegre. ¿Cuáles fueron las razones para tomar este seudónimo que viene de la cultura mítica de la antigua Grecia? Porque Casandra tuvo el don de la clarividencia, pero a su vez nadie creía en sus palabras. ¿Será que el profesor Alberto Assa se veía así mismo de esa manera, es decir, de alguien dotado de una agudeza para vaticinar la realidad sobre todo en materia educativa y, sin embargo, sus palabras no eran creíbles por nuestra sociedad? ¿Será que el mito de Casandra define mejor quien fue Alberto Assa que cualquier biografía que se pueda escribir sobre él?

En este sentido, vale la pena remitirnos al pensador alemán Hans G. Gadamer uno de los máximos exponentes de la hermenéutica, quien a propósito del mito y de su relación con la historia, afirmó lo siguiente: “Los mitos no son máscaras de la realidad histórica, capaz de extraerles la razón a las cosas para realizarse como razón histórica. Ellos revelan la auténtica fuerza de la historia. El horizonte de nuestra propia conciencia histórica no es el desierto infinito, vacío de mitos, de la conciencia ilustrada. Esa ilustración está condicionada y limitada históricamente, es una fase en la realización de nuestro destino. Se malentiende a sí misma cuando se concibe como la libertad plena de la conciencia histórica. Pero esto significa que la historia es lo que fuimos y lo que somos. Es la dimensión vinculante de nuestro destino.” (Gadamer, HG. Verdad y método. Volumen II. 8ª edición. Salamanca, Ediciones Sígueme págs. 41-42).

Es curioso que, Assa apele a un mito para dar cuenta de quien es, antes que apelar a la razón ilustrada que tanto caracterizó su vida y su vocación magisterial. Tomar un símbolo de la cultura antigua pone de manifiesto sus conocimientos en lenguas clásicas y de una rigurosa formación humanística, atributos que ha perdido en general el modelo educativo contemporáneo, de espaldas a la tradición de las humanidades con las consecuencias lamentables que trae consigo como la ausencia de un pensamiento autónomo y crítico.

Como maestro, Alberto Assa, era bastante exigente. Organizaba el salón de tal manera que, las jovencitas estaban sentadas en la parte delantera del mismo y, nosotros los varones en la parte de atrás del salón. Exigía una total atención y silencio cuando desarrollaba los temas y le agradaba que tomáramos en serio esta experiencia de formación. No permitía, además, que algún estudiante masticara chicle en el aula.

Tenía un fuerte carácter. Recuerdo una anécdota vivida en una clase en particular donde una elegante joven mestiza, de prominentes caderas, llegó unos breves minutos tarde y, en la medida en que se desplazaba hacia el lugar cercano al tablero para sentarse, iba tropezando con sus caderas los pupitres generando ruido y por esa circunstancia se interrumpió la clase. La reacción del profesor Assa no se hizo esperar; la amonestó fuertemente en público por esa situación y luego percibimos en el rostro de la joven, cierto signo de vergüenza. La chica nunca más regresó a clases.

Siempre lo vi vestido de blanco: sus zapatos de cuero blanco, sus pantalones, su impecable guayabera blanca, su boina y, hasta sus cabellos eran blancos. En su oficina, había armarios bien organizados y llenos de muchos libros que generaban un ambiente favorable al estudio, al cultivo de pasiones intelectuales. Libros escritos en varios idiomas y relacionados con temas de la cultura, educación y humanidades. Su preocupación sobre la educación fue seria y así lo testimonia toda su trayectoria vital.

En ese lugar también conocí a su esposa, de nombre Nuria, una mujer blanca y refinada que habitualmente lo acompañaba colaborándole en sus tareas magisteriales.

En tiempos de la gobernación de Gustavo Bell Lemus, primer gobernador escogido por voto popular en el Atlántico, se adelantó un proyecto editorial, que consistió en publicar varias obras de destacadas personalidades del mundo de las letras y entre ellas, una compilación de los artículos del profesor Alberto Assa, bajo el título de “Los rincones de Casandra” en dos voluminosos tomos, era el año de 1994.

Assa, como articulista, abordó temas relacionados principalmente con educación y cultura, que fueron sus grandes pasiones intelectuales; sus escritos reflejan una gran influencia del pensamiento ilustrado, particularmente alemán y francés. Escribía con elegancia y con un gran dominio de la estructura gramatical del idioma español remitiéndose a diversos autores, escritores, pedagogos, personalidades del mundo de las letras, etc. Si hubo un tema que reflejara un especial interés fue el de la educación. Es muy conocida su idea sobre este asunto: “no habrá desarrollo sin educación, ni progreso sin cultura”, esta máxima sintetiza toda su cosmovisión sobre el mundo educativo. Desarrollo en sentido espiritual, ético, convivencial, humano, como plenitud del ser; progreso en el mejor sentido moderno de la palabra, intelectual, estético, comunicativo…

El maestro Alberto Assa fue un educador ilustrado, esto significa que toda su práctica como formador tuvo un fundamento filosófico proveniente de los grandes intelectuales del pensamiento que se dio en Europa en el siglo XVIII. De acuerdo con estas ideas, el ser humano está dotado de razón y su existencia está orientada a la realización de la libertad mediante el cultivo del entendimiento y el desarrollo de su autonomía intelectual, volitiva y moral. La educación propende en ese horizonte a la formación de ciudadanos para su participación en la vida democrática y para alcanzar un elevado nivel de realización óntica.

En consideración de lo anterior, la educación y la búsqueda de ese ideal constituyen el elemento central de todo acto educativo. De tal manera que, autores como Emmanuel Kant, Wilhelm von Humboldt, Johannes Pestallozzi, Fröebel, en la tradición alemana; o, de la ilustración francesa son los referentes de pensamiento que influyeron en su sólida formación humanística, circunstancia que permite comprender su vigoroso impulso educativo como fueron sus iniciativas de crear instituciones educativas de gran nivel en Barranquilla, deseoso de beneficiar sobre todo a las poblaciones más pobres y vulnerables de esta parte de Colombia.

El profesor Alberto Assa fundó varias instituciones educativas en la ciudad: la Escuela Superior de Idiomas, el establecimiento del Instituto Pestalozzi, y la Universidad Pedagógica del Caribe. Es asombroso que haya fundado una universidad para la región norte de Colombia, para la formación de buenos maestros que con sus prácticas pedagógicas pudieran contribuir a elevar los niveles de formación en la población en esta parte del país. Lamentablemente fracasó esta interesante iniciativa que pudo haber beneficiado a un sector educativo de población adulta en nuestro departamento. ¿Razones? Debo indagar sobre este asunto.

Además, hacia 1970, año en que en la ciudad se fundaron importantes centros de educación, Assa creó el Instituto Experimental José Celestino Mutis, única institución fundada por él que todavía existe y se caracteriza por su elevado nivel de exigencia académica, logrando egresar excelentísimos bachilleres que son motivo de orgullo para el país. Noten ustedes que lleva el nombre de un distinguido ilustrado español, de formación médico y naturalista que vivió en el siglo XVIII, época de la Ilustración en el Viejo Mundo, quien vino al Reino de la Nueva Granada (hoy Colombia) para liderar una de las más importantes aventuras científicas como fue la Expedición Botánica, junto con el sabio Francisco José de Caldas, bajo el mandato de los reyes borbónicos.

¿Qué hace exitosa la educación impartida en el Instituto Experimental acá en Barranquilla? ¿Qué modelo educativo logró implementar el profesor Alberto Assa? ¿Por qué no tiene un nombre en particular ese estilo de educar, esa manera de comprender lo pedagógico? ¿Qué relación tiene con la llamada educación tradicional? (Comentarios que permiten explicar las características de este modelo, remitiéndonos a algunos autores, como Victoria Camps, Inger Enkvist, Ricardo Moreno Castillo, Emilio Lledó, entre otros).

En este centro educativo, los estudiantes que ingresan deben tener algunas condiciones para ser admitidos: 1) ser de origen humilde; 2) gozar de buena salud; 3) tener disposición para el esfuerzo, la disciplina; 4) ser inteligentes, y 5) contar con el apoyo y acompañamiento de sus familias en su proceso de formación.

Es una escuela donde los estudiantes reciben una sólida formación en humanidades y ciencias, con profesores de un elevadísimo nivel de preparación, con doctorados muchos de ellos; un valor agregado lo constituyen los idiomas tanto modernos como clásicos; el valor del esfuerzo como una constante en la formación de los niños y jóvenes; además, son cuidadosos en que sus estudiantes se alimenten bien con dieta nutritiva y saludable; hay apoyo familiar fuerte y acompañamiento psicológico institucional. Es decir, el Experimental ofrece dentro de su horizonte institucional un modelo de formación integral, ejemplo para muchas otras instituciones en el país.

Así de grande ha sido el legado educativo de Alberto Assa, un maestro ilustrado que vivió en un mundo costeño, que no lo comprendió ni valoró en su plenitud y grandeza.

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