Corría el año de 2001 y Luis Alfredo Ramos, recién llegado de Washington, asumió en propiedad la orientación del Movimiento Equipo Colombia, un partido político que creó a mediados de los años ochenta como contrapeso a otras fuerzas conservadoras. En su retorno a la política electoral tras varios años por fuera del país, el exministro se trazó dos objetivos: aumentar los escaños de su partido en el Congreso; y convertirse en el principal estandarte de la aspiración de Uribe entre las fuerzas conservadoras.
Ambos objetivos los cumplió a cabalidad: su lista al Senado alcanzó 230.000 votos (ingresó tres senadores) y Uribe arrasó en la primera vuelta.
Ramos fue tan importante en esa victoria que el 20 de julio de 2002 volvió al Senado (donde ya había estado iniciando los noventa) como uno de los mayores electores del país y asumió como el primer presidente del Congreso en la era Uribe.
El impacto de la reforma política
El paso de Ramos como presidente del Congreso es recordado por su papel protagónico en la aprobación de la reforma política de 2003; tal vez la reforma que más ha sacudido los contornos del sistema político desde la Constitución de 1991. Con profundas repercusiones en el sistema electoral y la organización interna de los partidos políticos.
Tras un pulso inicial con el Gobierno, la reforma fue aprobada y dispuso: la instauración de listas únicas por partidos (acabando de tajo con la operación avispa); la adopción del voto preferente; y la fijación de un umbral artificial equivalente al 2 % de la votación al Senado, tras superar ese umbral en las elecciones de 2006, los partidos políticos ingresarían a la cifra repartidora para sumar curules y obtener la personería jurídica.
La introducción de la figura del umbral tuvo dos impactos: por un lado, derivó en un impacto inmediato dado que de la noche a la mañana reestructuró el sistema de partidos –ya que se pasó de 72 partidos existentes en 2002 a cerca de 10–; y por el otro, tuvo un impacto diferenciado al interior de los mismos partidos, pues ante la imposibilidad que tenían muchas microempresas electorales o pequeños partidos de obtener los 250.000 votos del umbral, se vieron en la obligación de agruparse a lo largo de todo el espectro político para fusionar las listas y crear partidos con mayor arrastre electoral.
Así se movió Ramos con el Movimiento Equipo Colombia.
Entre el retorno al redil y una fusión sospechosa
A lo largo de su trayectoria política, Ramos se caracterizó por ser un gamonal de clara estirpe conservadora. De ahí que se pensara que ante la necesidad de reagrupamiento que exigía la entrada en vigencia del umbral, volvería al redil del Partido Conservador y no se arriesgaría a perder representación en el Congreso; sin embargo, Ramos, quien ya había decidido que no volvería al Senado porque buscaría la gobernación de Antioquia en 2007, optó por fusionar Equipo Colombia con Alternativa Liberal de Avanzada Social (ALAS), un partido de origen liberal con sede en el Cesar y orientado por el senador Álvaro Araújo Castro.
Esa fusión daría como resultado la creación del Movimiento Alas Equipo Colombia.
En las elecciones legislativas de 2006, Alas Equipo Colombia, con Ramos como presidente y Araújo como jefe de la bancada, se alzó con 418.124 votos, logrando ingresar cinco senadores y ocho representantes. Así se convirtió en la séptima lista más votada en el Senado y en el partido regional con mayor proyección electoral, un resultado favorable que se ratificó al año siguiente cuando Ramos ganó la gobernación de Antioquia con 836.526 votos.
Hasta se llegó a pensar que Alas sería la plataforma de Ramos en una eventual aspiración a la presidencia o que ocuparía el lugar del Partido Conservador; no obstante, esa buena estrella empezaría a menguar rápidamente.
Derruido por la parapolítica
A finales de 2006, el escándalo de la parapolítica tomaba cada vez más fuerza en la opinión pública, siendo los partidos más afectados los que integraban la coalición uribista; Alas no se quedaría atrás y a finales de 2006 le tocaría su turno cuando Araújo fue llamado a declarar dentro de una investigación por supuestos nexos con Jorge 40. Aunque al principio negó cualquier vínculo con los paramilitares, el senador terminaría siendo capturado por orden de la Corte Suprema y luego renunciaría a su curul.
Igual suerte le asistió al senador Oscar Suárez Mira, la principal de votación de Alas en Antioquia en 2006 con 71.212 votos, pues en octubre de 2009 renunciaría a su curul para enfrentarse en la Fiscalía a una investigación que la Corte Suprema le abrió por sus vínculos con los paramilitares desde 2006. Su lugar en el partido sería asumido por su hermana, la exalcaldesa de Bello, Olga Suárez Mira.
A partir de esos episodios, el “matrimonio por conveniencia” entre los principales gamonales de Cesar y Antioquia se desintegró. Aprovechando una ventana de transfuguismo que se abrió en la reforma política de 2009, el sector de Equipo Colombia decidió volver al redil e integrarse al Partido Conservador. La personería jurídica de Alas le quedó al sector de Araújo.
Otros congresistas de Alas que se vieron salpicados por supuestas relaciones con los paramilitares fueron: el senador Gabriel Zapata Correa (la corte le archivó la investigación); y los representantes Orlando Montoya Toro y Óscar Arboleda Palacio, este último falleció en 2017 en detención preventiva.
¿Qué fue de Ramos luego de la ruptura con Alas?
Para las elecciones de 2010 el ramismo se integró a la lista del Partido Conservador y obtendría, con Liliana Rendón y Olga Suárez Mira, dos de las mayores votaciones del país, 109.128 y 122.742 votos, respectivamente. Por esos días ya empezaban a tomar fuerza las investigaciones que relacionaban a Ramos con los paramilitares durante sus campañas de 2001 y 2007, se inició así un proceso que lo llevó a seguir los pasos de Araújo, pues el 28 de agosto de 2013 sería capturado por orden de la Corte Suprema.
Ese mismo año Rendón renunciaría a su curul en el Senado y con Alfredo Ramos (esgrimiendo las banderas de su padre) pasarían a fundar el Centro Democrático.
Tras la reciente condena proferida por la Corte Suprema en primera instancia, el manto del paramilitarismo se cierne sobre un hombre que era visto por sus colaboradores como un futuro presidente; inclusive, el mismo Uribe lo consideraba un digno sucesor.
Ahora, comparten un mismo destino, asumiendo la vejez defendiéndose en los estrados judiciales. Es el destino compartido de los dos hombres que llegaron a ser los más poderosos de Antioquia.