La crisis actual que vive Venezuela tiene una repercusión directa en Colombia. Por cuenta de algunos inmigrantes que han llegado a nuestro país los índices de criminalidad se han convertido en una verdadera pesadilla para los bogotanos. En vista de la ineficiencia del aparato policial y judicial, muchos criminales del país vecino se han dado cuenta que pueden hacer su agosto a expensas de la ciudadanía colombiana.
En los últimos meses este fenómeno ha empezado a tornarse cada vez más y más común, sin que, en apariencia, exista un remedio eficaz. Puntualmente, los habitantes del eje de la Calle 80 y sus barrios aledaños —Ciudadela Colsubsidio, Bolivia, Bochica 1, 2, 3, 4, Bachué, Compartir, Cortijo, Villas de Granada, entre otros— han visto alterada su ya escasa tranquilidad por cuenta de la delincuencia venezolana que ha llegado a integrarse a la colombiana.
En las redes sociales, puntualmente en el grupo de Facebook Yo vivo en Ciudadela Colsubsidio, las publicaciones relativas a atracos a mano armada se han convertido en pan de cada día, sin que la Policía Nacional, la alcaldía, ni mucho menos el Gobierno de Colombia, al parecer, pueda hacer nada al respecto. Gran parte de estos asaltos, por lo general, quedan en la impunidad, ya que los delincuentes suelen moverse rápidamente en grupos pequeños, en bicicletas y armados de pistolas y puñales, y cuando son capturados, por falta de denunciantes, quedan de nuevo libres para seguir delinquiendo.
¿Qué tiene que hacer la ciudadanía colombiana para poder garantizar su derecho a la tranquilidad, su vida y bienes, afectados por los criminales venezolanos que están llegando en hordas? ¿Armarse y hacer justicia por mano propia ante la evidente negligencia de la institucionalidad nacional?
Sin embargo, en Colombia, el “derecho a la vida” impera según la Constitución, sobre todas las cosas. Esto, aparentemente, solo para los criminales y no para los ciudadanos, que son quienes pagan impuestos para permanecer indefensos ante la inoperancia de la legalidad. Para finalizar, ¿será que el presidente entrante Iván Duque no puede dar la orden de cerrar la frontera para regularizar la entrada de inmigrantes y evitar convertir a Colombia en un santuario del crimen, que es evidente, ya campea en las calles de Venezuela, por no decir que en sus instituciones?