Y pasó el debate de moción de censura contra el ministro Alberto Carrasquilla sin que se produjera una estruendosa caída del alto funcionario, mano derecha del presidente Duque. Los argumentos de los citantes, Jorge Robledo y Alexander López ya se conocían, de manera que no hubo mayores sorpresas, pero lo que no se sabía era que la defensa de Carrasquilla iba a tener más de rabia que de convincente.
Por supuesto no parece que se hubiera configurado algún delito en ese proceso de ejercer como promotor de unas reformas constitucionales y legales, ni tampoco en haber estructurado un negocio chimbo para los 117 municipios pero muy bueno para los inversionistas extranjeros que, asesorados por Carrasquilla, crearon dos empresas en el paraíso fiscal de Panamá a través de la emisión de bonos respaldados por el situado fiscal territorial.
Pero lo anterior no quita que huela feo, muy feo que semejante hombre “probo”, “inteligente” y con una sólida formación económica haya montado ese malísimo negocio para los entes territoriales y dejado a merced de alcaldes inescrupulosos que en 117 municipios despilfarraron tal cantidad de plata de los contribuyentes. Lo que hay detrás de todo esto es corrupción pura y dura pues, como se informó en el debate, casi la totalidad de los proyectos para los cuales se habían emitido esos “bonos Carrasquilla” nunca se realizaron.
Tal como lo dijo alguno de los participantes en el debate, eso querría decir como mínimo que Carrasquilla no es tan buen promotor de negocios, o sea es un mal economista porque en ese negocio no le fue bien ni a los municipios, ni al gobierno central. Solo ganaron los tenedores de bonos y, por supuesto los genios, detrás de escena Carrasquilla y sus socios.
Era de esperar que la bancada gobiernista cerrara filas para proteger el alfil de Duque, en especial porque había sido antes ministro de Álvaro Uribe y de llegar prosperar la moción de censura sería como censurar al “presidente eterno” que fue quien lo nombró en el primer ministerio de Hacienda y en cuyo gobierno se adjudicaron los famosos 117 créditos.
Los felices alcaldes que aceptaron esos denarios generosos a 19 años,
al DTF + 11, corrieron a recibir la platica sin tener proyectos claros;
o tal vez sí: salir ricos de sus respectivos períodos y no responder por ninguna obra
¿Dónde queda el predicado de Duque? ¿El que la hace la paga? No, de ninguna manera, aquí al que la hace (bien hecha) le pagan con buenos honorarios y nuevos nombramientos para que siga siendo estructurador de otros proyectos. Por supuesto los felices alcaldes que aceptaron esos denarios generosos a 19 años, sin posibilidad de pago anticipado, al DTF mas 11, corrieron a recibir la platica sin tener proyectos claros; o tal vez si tenían un proyecto: salir ricos de sus respectivos períodos y no responder por ninguna obra.
Habría que investigar desde la eficiente Fiscalía anticorrupción a esos (i)responsables que nos robaron la platica. ¿Dónde estaba la Contraloría y Procuraduría y todas la demás “IAS”? Esa es una de las preguntas que no se contestaron en el debate. El ministro debería contestar también muchas otras cositas que quedaron sin respuesta el martes. Recordemos que una de las fuentes mayores de corrupción de los últimos años ha sido Fonade con sus proyectos tramitados de la mano de Ñoños para invertir en municipios que era prácticamente de bolsillo. Suena parecido a esto, ¿verdad? ¿Estamos frente a un nuevo nido de ratas en esto de los bonos del agua?
Si el ministro no se robó un peso, sí dejó que se robaran casi todos los recursos y hoy los endeudados municipios siguen pagando préstamos para unas obras que sus corruptos gobernantes nunca hicieron por allá en el 2007.
Los defensores de Carrasquilla parecían plañideras ofendidas quejándose de que alguien se hubiera atrevido a cuestionar a semejante hombre “probo”, uno de los calificativos más escuchados ese día en el debate. Probo o no, lo que si se probó es que ser pillo paga. O para parodiar al presidente Duque que “al que la sabe hacer, le pagan… y le pagan muy bien. ¿Verdad ministro?
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