Cuando se quiere tapar el sol con un dedo, a veces es necesario poner el dedo en la llaga y eso es lo que está pasando con el Coronavirus en Colombia, alguien tiene que hacerlo: al pan pan y al virus virus.
Desde el Presidente Iván Duque, pasando por el Ministro de Salud Fernando Ruiz Gómez, seguido por una cantidad de médicos y epidemiólogos empeñados en pontificar que el Covid19 no es peligroso, que incluso es mortal en muy mínimo porcentaje, han venido formando una cortina de humo en la ciudadanía, dejando la sensación de que el problema no es grave y no hay muchas razones para preocuparse.
Pero sin pasar por alarmistas la situación a nivel mundial es muy grave, estamos a las puertas de una pandemia, Italia ya cerró sus fronteras y se declaró en cuarentena, China, lran, España y otros países están estudiando nuevas medidas, medidas radicales porque las empleadas hasta ahora no ha sido más que pañitos de agua tibia.
El Coronavirus es mortal para el 15% de la población: los niños, los adultos mayores y las personas con enfermedades respiratorias preexistentes; en el resto de la población también representa un grave peligro y en Colombia la labor de contención no pasa de ser consejos de abuelitas: que lavarse las manos, que sí o que no el tapabocas, que no tocar los pasamanos, las superficies de las heladerías y mil cosas más que nadie tiene en cuenta; basta salir a la calle y el primer amigo que te encuentras te saluda de mano o te abraza.
El gobierno nacional está en mora de implementar medidas radicales antes que se le crezca que el enano como ya sucedió en otros países.
Y esas medidas podrían ser el cierre temporal de fronteras, especialmente para viajeros que vengan de China Italia, Francia, Irán e incluso de los países vecinos, la instalación de equipos de epidemiólogos en todos los aeropuertos, terminales terrestres y puertos marítimos con la logística necesaria y suficiente para detectar cualquier caso sospechoso.
Hay muchas medidas más que apenas las están implementando China e Italia cuando se vieron con el agua al cuello, dejémonos de cuentos y el miedo de causar pánico para no afectar la economía, comencemos a llamar al pan pan y al virus virus.