Carlos Julio Ardila llegó al camerino mientras los jugadores del Nacional saltaban abrazados celebrando el título de la Libertadores. El empresario de la Organización Ardila Lülle venía con dos vasos desechables y una botella de champaña bajo el brazo. Le dio uno al entrenador Reinaldo Rueda y brindó por la segunda copa alcanzada por el equipo paisa. Rueda se tomó el trago y se fue a dormir porque al otro día tenía que hablarle temprano a los periodistas nacionales y extranjeros.
A sus sesenta años el técnico caleño tiene el logro de haber estado al frente de cinco selecciones en mundiales. Ahora tiene el reto de dirigir a la selección chilena que viene de quedado por fuera de Rusia 2018, lo que calentó los aires dentro del camerino. De hecho, Rueda ya tuvo los primeros roces con el arquero Claudio Bravo, que no aceptó la convocatoria para el debut del colombiano ante la Suecia que dejó por fuera a la selección italiana del mundial. A pesar de la ausencia de Bravo, Rueda arrancó con una victoria y se va afianzando en el puesto.
Rueda ha comandado todo tipo de plantillas con éxito y sus inicios en el Deportivo Cali por allá en el 98 lo impulsaron inmediatamente para sentarse en el banquillo de la Selección Colombia que iría a jugar el Torneo Esperanzas de Toulon que terminó ganando la copa en el año 2000. También logró un tercer puesto en el Mundial Sub-20 de Emiratos Árabes en 2003 con jugadores como Guarín, Macnelly Torres y Abel Aguilar. La selección de mayores fue su mayor reto después de no lograr la clasificación al mundial de Sudáfrica 2010, pero sí estuvo en él dirigiendo a Honduras. Desde la raya los cinco mundiales no se comparan con el título de Nacional en Libertadores y la participación en el Mundial de Clubes. Y aunque después de haber celebrado tanto, quería irse del banquillo paisa por un problema en la cadera que lo llevó al quirófano, pero Ardila lo convenció de aguantar un poco más. Renovó contrato en diciembre de 2016, pero las cosas no salieron como esperaba y a los seis meses se fue entre rumores y desconfianzas.
Reinaldo Rueda respira fútbol y no sabe hacer otra cosa que no esté relacionada con eso. No le ha sido fácil pero su familia le importa más, a pesar de que lleva 20 años fuera de la casa. Un día empacó maletas y se voló con sus hijos para hacer un viaje a Cartagena y estar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Su dedicación con el trabajo lo tiene trabajando con Chile, pero se la pusieron difícil al principio. Llegó en enero de este año y Claudio Bravo se apartó de la selección en medio de un enfrentamiento con la Federación y el centrocampista Arturo Vidal por la eliminación. Reinaldo no quiere tener problemas, pero no le tembló la mano para decir que prefería a Vidal que al portero de la roja y que no le va a rogar para que vuelva al equipo. Bravo también quería cambiarle el cuerpo técnico al caleño, pidiendo un asistente para el entrenamiento, pero Rueda no le dio gusto y está dispuesto a seguir con el proceso sin el jugador del Manchester City, donde es suplente.
"Bravo indudablemente se equivocó. No puede colocar su interés personal por encima de la selección", y tampoco tiene ninguna intención de reunirse o volver a hablar con el jugador. Todavía tiene que unir al equipo que se quedó sin mundial más por peleas internas que capacidad de generar buen fútbol, porque jugadores y experiencia no les ha faltado. Vidal es una persona que tiene más conexión con sus compañeros motivándolos dentro del camerino, y Rueda confía en que pondrá a los chilenos otra vez en la lista de los equipos duros de Suramérica.