Dicen que la depresión le ha pegado duro a los miembros del Centro Democrático de Boyacá que demandaron el empréstito que pidió el gobernador. Con esa demanda se podrían haber frenado obras tales como la Circunvalar y la carrera 20 de mi bella Duitama o el terminal de Tunja.
Se acaba de conocer la noticia de que se les cayó la medida cautelar con la que podrían haber quedado en el limbo las obras que mencioné, por lo que parece que la Gobernación puede seguir y empezar las construcciones que tanto necesitan estas dos ciudades.
En un artículo anterior, yo había dicho que la única manera de salvar a los uribistas de Boyacá del desastre sería que el propio Amaya pudiera continuar con esas obras. Pero hoy creo que ya no es posible salvarlos. El tiro les salió por la culata.
Aunque las obras continúen, el señor “mono” Sánchez con su padrino político Ciro Ramírez y el senador Rigoberto, que no ha dicho nada al respecto, tendrán que explicar por qué esa demanda. Si querían hacer oposición debían ser contra el gobernador no contra la gente que se beneficia con las obras.
Dicen mis paisanos que porque los boyacenses usemos ruana no es que seamos ovejas. Y eso lo deben entender los uribistas que nos querían meter cuentos y así no es.
No señores, Boyacá ya no cree en esa forma de hacer política y sería muy complicado salir a votar por ellos cuando demostraron su forma de ser con esa demanda.
Por eso digo que aunque pareciera que el fallo del tribunal en el que se deja continuar las obras es una salvada para el Centro Democrático de Boyacá luego de dos meses en una UCI, el uribismo en esta tierra sufrió su más tremendo golpe en la historia.
Al Centro Democrático le salió el tiro por la culata: ni pusieron contra las cuerdas a Amaya, que sin duda salió ganando y fortalecido, ni frenaron las obras. Ahora les va a tocar muy verraco conseguir voticos en Boyacá y explicar casa a casa por qué esa demanda.