Hace casi un año escribí un artículo sobre cómo las decisiones de salud deberían pensarse en combinación con las económicas. El gobierno inicialmente solo se enfocó en el tema sanitario, siendo uno de los primeros países en Latinoamérica en cerrar sus fronteras y declarar una cuarentena estricta, a mi gusto excesiva en el tiempo. De hecho, no se puede negar que así atrasó el incremento en la curva de contagios y evitó muchas muertes, lo que se pudo evidenciar en que el sistema de salud no colapsó, como sí le pasó a Italia, España y Reino Unido.
Colombia tuvo tiempo de incrementar su capacidad de UCI. Incluso, hasta finales del 2020 vimos cifras cercanas al 100% de ocupación. Y si bien esta fue una estrategia que desde el punto de vista de prevención funcionó, el costo económico para el país fue inmenso y eso que aún no hemos visto las consecuencias reales de haber tenido la economía cerrada por tanto tiempo. ¿Reforma tributaria con la amenaza de una recesión? Puede ser una combinación peor que el virus que hemos afrontado en el último año.
Luego de esa reacción temprana, a Colombia no le ha ido muy bien desde los números puros con el manejo de la pandemia. Un elemento clave para el control de la pandemia era la cantidad de pruebas para así aislar a los contagiados y frenar la cadena de contagios. En ese sentido, nos quedamos atrás. Según expertos, la cantidad de pruebas al día debería superar las 60.000 pruebas. Si hubiéramos sido eficaces en realizar la cantidad de pruebas necesarias para mantener a raya el virus, la economía se hubiera podido abrir antes con ciertas restricciones como ha venido siendo desde finales del 2020 y este 2021.
Para una reapertura total de la economía debemos llegar a la famosa “inmunidad de rebaño” y esta se puede lograr a través de dos formas: que en el país se contagien cerca de 35 millones de personas (opción que tendría un costo muy alto de muertes y éticamente irresponsable) o que entre contagiados y vacunados lleguemos a esos 35 millones. Hasta ahora estamos vacunando aproximadamente 10 mil personas al día. Si continuamos así, Colombia se demoraría 9 años y medio para llegar a la “inmunidad de rebaño”, estaríamos condenados al fracaso social y económico del país.
El ministro de Salud, el Dr. Fernando Ruiz, informó el 15 de marzo que Colombia tiene la capacidad de vacunar cerca de 277 mil personas al día, cifra algo optimista, de ser así estaríamos al otro lado en tan solo 126 días. Esa diferencia tan grande entre las palabras del ministro y la realidad debe ser explicada en detalle y cómo en esta etapa Colombia si podrá ser eficaz; algo que no logró en el pasado cuando debió estar haciendo pruebas masivas en la población. Además, el plan de vacunación no refleja esa realidad de 277.000 vacunados al día, si fuera así, en la fase 5 ya estaríamos llegando al último de los vacunados en el mes de julio de este año. ¿Es real?
No desconozco las buenas intenciones de todos los miembros del gobierno, en especial del presidente Duque, pero la gestión ha sido lenta, con todas las dificultades y hasta “competencia desleal” de otras naciones, cuando a través del sistema Covax, sería un mundo más justo y equitativo, las naciones más ricas y poderosas dejaron su discurso “socialista” para primero pensar en ellos mismos, al mejor estilo del capitalismo salvaje que tanto critican, todo eso se quedó en palabras y el presidente se confió de las buenas intenciones de la comunidad internacional.
Quedándonos peligrosamente atrás en la consecución de las vacunas. Estamos lejos de esos países en nuestro esquema de vacunación, pero no tenemos que irnos tan lejos, en Latinoamérica fuimos de los últimos en recibir los biológicos y hasta ayer, según Our World in Data de la Universidad de Oxford, Colombia solo ha vacunado 1,36% de su población contra un 5% del resto de Sudamérica, estando peor que Chile que ha logrado un espectacular 34.5%, Brasil un 5.37% y México un 3,37%, hasta Panamá nos gana con un 5,85%, solo estamos a la par con Perú y mejor que Ecuador y Venezuela.
Gráfico extraído de https://ourworldindata.org/covid-vaccinations
Creo que toda buena administración debe reconocer sus fortalezas y debilidades, combinándolo con una buena dosis de realidad para una correcta toma de decisiones. Espero que el gobierno mejore las cifras hasta ahora obtenidas, las cuales no son para nada alentadoras. Todos debemos presionar de manera constructiva para que la meta de vacunación diaria entregada por el ministro se logre, en un diálogo abierto, franco y real para así buscar soluciones reales al reto de vacunarnos rápidamente. ¿Deben los privados ayudar a esta vacunación masiva? ¿Debe el gobierno incorporar terceros en el esquema como a la academia? Considero que toda ayuda es bienvenida y que el gobierno debe liderar este proceso, pero con muchos más actores. Tanta concentración muchas veces no es eficiente.
