Su carrera en la política arrancó a comienzos de las década pasada cuando amarraba votos para los operadores de base del conservador Roberto Gerlein en el barrio Buenos Aires juntó a su papá, Domingo ‘El Monchi’ Merlano. Su trabajo convenció y ella impresionó muy especialmente a Julio, el Gerlein empresario y megacontratista dueño de Valorcon, base económica de la familia para financiar las campañas electorales.
En 2012, Aida Merlano decidió dar el salto a la Asamblea departamental del Atlántico con el espaldarazo de Julio Gerlein, quien siempre la tuvo entre sus afectos, dentro de las listas del Partido conservador. Su votación fue histórica: 42.000 apoyos la convirtieron en la candidata más votada del Atlántico. El resultado deslumbró al entonces senador Roberto Gerlein, quien decidió llevársela como fórmula electoral en 2014 para el Congreso. La movida no falló: Merlano logró 67.000 votos para la Cámara fundamentales para que con el veterano senador asegurara nuevamente su curul.
En la Cámara sobresalió más por gestos como el que le fue captado en plena sesión que por sus intervenciones como congresista. El 16 de marzo de 2016 en plena Comisión Segunda de la Cámara, sentada al lado del general Jorge Nieto quien hacía su intervención en pleno debate de control político por las denuncias que sufría la institución por el escándalo de la Comunidad del anillo, a Merlano sólo le preocupaba una cosa: hacerse una trenza. El auditorio y las cámaras del noticiero Caracol quedaban asombradas ante la paciencia y precisión con la que ejecutaba esta obra de filigrana. Es que para ella la vanidad siempre lo ha sido todo y gracias a ella todas las puertas se le han abierto.
Su trabajo estaba concentrado en Barranquilla, donde Aia Merlano se creció electoralmente. Quiso entonces ascender al Senado. En las elecciones del 2018, cuando la barranquillera tomó la decisión, consiguió que Julio Gerlein la financiara, incluso por encima de su hermano Roberto. Con sus casi 80 años, Gerlein quería poner el heredero de su curul dentro de la familia y no estaba seguro que lograrían dos escaños conservadores. Pero ninguno de los opcionados, su sobrino Jorge Gerlein Otálora y su yerno Alberto Borelly, tenían la fuerza política que él buscaba. Al final, y a regañadientes, decidió hacerse a un lado y entregarle su electorado a Merlano con la condición de que fuera él quien escogiera la persona que la acompañaría a la Cámara. Aida se sintió empoderada por el respaldo de Julio y se negó a esta condición porque ya tenía su propia abanderada: Adriana Blanco.
Su relación con Julio Gerlein, que viene desde sus años en el barrio Buenos Aires, le dio el poder para ir a tocarle la puerta al clan de los Char, quienes tienen negocios empresariales y relaciones contractuales de la Alcaldía de Alejando Char con la contratista Valcron de los Gerlein. Para garantizarse la curul que dejó Roberto Gerlein, hizo un acuerdo con Fuad Char y el alcalde Alex Char, y le garantizaron votos en otros departamentos a cambio de que apoyara informalmente a Lilibeth Llinás, quien quería llegar a la Cámara con el aval de Cambio Radical, pero se quemó. Al final, Merlano consiguió sus 73.000 votos y le despejaron el camino a los Char para convertirse en el grupo político más poderoso del Atlántico.
A comienzos del 2018 a Aida Merlano le gustaba pasearse por las calles de Barranquilla, su rostro aparecía en cada esquina en los afiches que impulsaban su carrera hacia el senado. Ella le había pagado a docenas de jóvenes 40 mil pesos para que llenaran toda la calle 40 con sus afiches, Los mismos carteles que encontró la policía el domingo 11 de marzo cuando hallaron en su principal sede política, conocida como la ‘Casa Blanca’, $ 261 millones en efectivo, dos revólveres, una pistola, una escopeta y certificados electorales en una bolsa. La Fiscalía también descubrió que Merlano rastreaba los votos a través de unos códigos QR para saber en qué mesa se habían registrado.
Su caso se convirtió parra la Fiscalia en el mejor ejemplo de manipulación electoral, terminó detenida y condenada a quince años. No resistía la carccel, donde protagonizó varios episodios de depresión que la llevaron a centros médicos y por último se la jugó para escaparse en una escapada espectacular que la convierte en una de las prófugas más buscadas forzada a pasar los años huyéndole a la justicia. Su abogado Bladimir Cuadro se quedó esperándola para El Buen Pastor para avanzar en un posible acuerdo con la Fiscalía para buscar rebaja de penas. Pero Merlano, como siempre hizo en su vida lo tenia todo bien calculado para no pasar un dia más detenida.