La ex congresista apenas prendió ventilador. Como era de esperarse a quienes no deja muy bien parados es a los Char, a los Gerlein y al mismo Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Iván Duque. Más tardó Aída Merlano en hablar que las redes sociales en llenarse de trinos y todo tipo de comentarios uribistas deslegitimando sus palabras. Ciertamente, Aída Merlano no es una mansa paloma pero no por ello debe restarse todo el crédito a sus palabras. Que es una prófuga de la justicia; sí, pero tampoco hay que caer en la campaña de desprestigio uribista orquestada en su contra para proteger a los mismos de siempre.
La ex congresista dijo que había todo un plan para asesinarla orquestado por los mismos individuos que la ayudaron a escapar y la llevaron a una finca en Valledupar. Según Merlano, la idea era asesinarla y enterrarla ahí mismo. Sin embargo, ella logró escapar nuevamente. En ese momento, desde el Gobierno Nacional se elevó la cifra ofrecida como recompensa a quien diera información que facilitara su captura. Ahora bien, que toda esta historia sea cierta es algo que no se puede afirmar. Pero en todo caso, algo de verdad habrá en las palabras de Merlano.
No es de extrañar que Merlano, quien busca asilo político en Venezuela, exagere un poco en sus declaraciones. Pero no por eso debe quitarse todo el crédito a sus declaraciones. Que la ex senadora es testigo estrella en toda una red de corrupción que promueve la compra de votos en la costa colombiana, es una realidad que no se puede negar. De igual manera, ella conoce de primera mano un montón de secretos que comprometen nombres poderosos en todo el país. Qué conveniente sería para los sectores que históricamente nos han gobernado que esta mujer estuviera callada y tres metros bajo tierra.