Un análisis detenido de los debates públicos realizados, así como de la exposición de propuesta que han realizado los cuatro candidatos a ocupar el cargo de gobernador de Arauca, deja entrever, entre otras muchas cosas, una marcada y a aparentemente no consciente, orientación hacia un proceso de dinamización de desarrollo que se impulsa por el lado de la demanda. Caracteriza a este tipo de propuestas, la creencia en que el mayor gasto público per se, expresada ya sea en mayor inversión o en mayor consumo efectivo, permite activar un efecto multiplicador que redundará en mejoras sustanciales de los niveles de producción y empleo.
Sin embargo, como bien advirtió ya hace un tiempo considerable Rao (1973), no es claro que dicho efecto multiplicador funcione de la forma planteada por los postulados keynesianos, en territorios subdesarrollados, esto es: con una producción predominantemente agrícola, con una baja dotación de capital productivo, un proceso productivo rudimentario, una alta influencia del empleo por cuenta propia o directamente de desempleo oculto, entre otras características. Muy por el contrario, lo que podría derivarse de un gasto público no direccionado adecuadamente, es una situación de inflación subyacente en virtud a las rigideces de oferta propias de un sistema productivo poco diversificado, así como el aumento en el consumo de los productos importados con su consecuente impacto negativo en el mercado laboral (Rao, 1973).
En atención a lo descrito en el párrafo precedente, no deja de ser preocupante la laxitud presupuestaria que se avizora en algunas de las propuestas de gobierno. En dichas propuestas es difícil adivinar un criterio técnico para la priorización del gasto gubernamental y más aún argumentos consistentes que expliquen de qué manera se apuntalará el robustecimiento del aparato productivo del departamento de Arauca. Lo que se ha dicho y lo que se ha presentado de forma escrita en la mayoría de los casos no trasciende de una gran cantidad de enunciados bienintencionados pero sin ningún sustento.
En atención a esto, me he permitido escribir esta nota pública, esperando de esta forma poder llegar a los candidatos y/o a su staff técnico, con el único objetivo de expresarles unas consideraciones que podrían ser relevantes en sus actuales propuestas y en sus posteriores planes de gobierno.
En primer lugar, quisiera enfatizar que de acuerdo a la literatura especializada (Agarwala & Singh, 1973), no existe mayor sustento para una orientación de política de desarrollo económico de corte keynesiano en territorios como Arauca. En otras palabras, la idea —bastante extendida— de que los incentivos a la demanda o lo que coloquialmente se denomina generación de circulante son el eje esencial del desarrollo territorial, es equivocada o en el mejor de los casos no permite vislumbrar todo el panorama completo. El reto para quienes tengan la posibilidad de regir los destinos del departamento en los próximos cuatro años, es lograr que los agentes económicos del territorio comprendan que la promoción del ahorro privado y su encausamiento en actividades de gran escala y altos niveles de productividad, es la única salida sostenible a largo plazo.
Ahora bien, la insistencia en la priorización de actividades de gran escala y altos niveles de productividad no es caprichosa, marcando de hecho el segundo aspecto que en estas líneas se pretende remarcar. Si bien las estructuras económicas de bajo desarrollo como las del departamento de Arauca, son claramente deficitarias en capital productivo, lograr una mayor cantidad de este factor productivo no es por si mismo suficiente para acelerar la tasa de desarrollo (Bruton, 1973). Es preciso, para encauzar el territorio en la senda de un desarrollo sostenido, apropiar el capital en forma de tecnología productiva que promueva innovaciones de alto impacto.
Un último aspecto que me permito destacar en la presente nota es el hecho de que la orientación de la política de desarrollo económico que debe proponerse es clara: la formación bruta de capital. Explicado en otras palabras, para lograr que el desarrollo territorial se oriente de una forma técnicamente consistente es preciso priorizar sectores económicos con altas expectativas y en los cuales se hayan identificado nichos de mercado interno o externo de alto valor agregado; de igual manera, se requiere coordinar junto a la banca pública y privada, las empresas y/o productores de estos sectores económicos promisorios y los gobiernos locales, un fondo de fomento productivo tripartito que facilite recursos de bajo costo, que esté estrictamente condicionados a la realización de inversiones en ampliación de capacidad instalada, adquisición de nuevas instalaciones de producción, mejoramiento de propiedad planta y equipo, adquisición de maquinaria productiva de última tecnología, y actividades de investigación y desarrollo que generen productos tangibles; en todo caso, es indispensable que el acceso a estos “préstamos blandos” esté ligado a la presentación de un plan de inversiones rigurosamente formulado que permita un seguimiento exhaustivo de las metas formuladas.
Es importante reiterar que las consideraciones anteriores no pasan de ser sugerencias respetuosas a las campañas políticas y sus equipos técnicos, pero también son una exhortación vehemente a los electores del departamento de Arauca para que apropien de manera crítica los planes de gobierno y definan cuáles propuestas se orientan más en la senda de desarrollo que requiere este territorio.
Trabajos citados
Rao, V. (1973). La inversión, la renta y el multiplicador en una economía subdesarrollada. En A. Agarwala, & S. Singh, La economía del subdesarrollo (págs. 175-185). Madrid: Tecnos.
Agarwala, A., & Singh, S. (1973). La economía del subdesarrollo. Madrid: Tecnos.
Bruton, H. (1973). Los modelos de crecimiento y las economías subdesarrolladas. En A. Agarwala, & S. Sigh, La economía del subdesarrollo (págs. 186-203). Madrid: Tecnos.