¿Ahora sí sabe de qué le hablamos, viejo?

¿Ahora sí sabe de qué le hablamos, viejo?

Le estamos diciendo que el pueblo unido está demostrando en las calles que su gobierno, al igual que el patriarcado, se va a caer

Por: Juano Zuluaga
enero 09, 2020
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¿Ahora sí sabe de qué le hablamos, viejo?
Foto: Twitter @infopresidencia

Finalizando el mes de agosto del 2019, se llevó a cabo un operativo militar en el que se bombardeó la vereda Candilejas, zona rural del municipio de San Vicente del Caguán, Caquetá (Betín, 11 de noviembre de 2019). En este país llamado Polombia se han producido un sinnúmero de operativos militares que afectan directamente a la población civil, en especial, aquella que viven en áreas rurales que históricamente se han sido corredores estratégicos para el desarrollo del conflicto político, social y armado. Es así como, San Vicente del Caguán ha sido un territorio fuertemente afectado por las dinámicas del conflicto armado interno, y en el caso del bombardeo efectuado en el mes de agosto, el Estado asesinó de manera rastrera a unos menores de edad; algunos aseguran que no son 8, sino entre 16 y 18 el número de menores asesinados en este acto soez (Pulzo, 12 de noviembre de 2019). Sin embargo, ni el subpresidente Duque ni ninguno de los mandos militares le informó al país que en el operativo habían sido asesinados unos menores de edad. Posteriormente, en el Congreso se adelantó el debate de moción de censura contra el ministro de Defensa Nacional, Guillermo Botero, lo cual lo presionó y lo obligó a presentar su carta de renuncia.           

Debido a lo anterior, la noticia se divulgó ampliamente tanto al interior del país como a nivel mundial. No obstante, y entendiendo que a la persona que pusieron en la Casa de Nariño le falta formación política, el país vivió otro vergonzoso capítulo de su historia: en el mes de noviembre, el subpresidente se encontraba en un evento en la ciudad de Barranquilla, por tanto, el periodista de El Heraldo, Jesús Blanquicet, aprovechó para preguntarle su opinión con relación al bombardeo en el que fueron asesinados los menores de edad en zona rural de San Vicente del Caguán; ante esto, Duque responde con una frase que se hizo viral: “¿de qué me hablas, viejo?” (RT, 8 de noviembre de 2019; Caracol Radio 7 de noviembre de 2019). La respuesta es ofensiva para los familiares y amigos de los menores de edad, para el territorio y para un país que ha tenido que soportar los embates de la guerra. 

La respuesta tiene un alto grado de torpeza política, y, si a eso le añadimos la ilegitimidad que ha venido teniendo Duque, el partido de gobierno (Centro Democrático) y su capataz Álvaro Uribe, demuestra que existe una inestabilidad en el gobierno, demuestra además que la vergüenza que debemos sentir ante la comunidad internacional, ante el país y ante la historia, no es solo tener a Duque de subpresidente, sino también tener una ciudadanía que se deja engañar, manipular y seducir por la corrupción, el clientelismo y por la política de miedo y que permiten que ése tipo de personas estén en el poder.             

La respuesta, da cuenta de un país llamado Polombia en el que el pueblo no sabe elegir a sus gobernantes, ya que importa más el tamal y lo que le pueden pagar el día de la campaña que apoyar a un candidato por sus propuestas, por la pertinencia de sus apuestas programáticas y por las proyecciones acertadas del país. Una Polombia en la que, infortunadamente, la guerra ha sido el pan de cada día, pero las decisiones político-electorales de millones de ciudadanos ha ido encaminada a profundizar las políticas guerreristas, como se evidencia en el triunfo de los dos mandatos de Uribe, el triunfo del no en el plebiscito (desde luego, con varias matices políticas) y el mismo triunfo de Uribe en el 2018 en el que resultó elegido Duque con más de 10 millones de votos, quien actualmente funge como subpresidente de este territorio llamado Polombia. No obstante, Polombia también cuenta con dinámicas de resistencia, con procesos y con personas que le apostamos a la paz, la democracia y a la construcción de un nuevo país, porque es evidente que ese país que se escribe con P de pobreza, con V de violencia estatal, con M de miseria y masacres y también el que se escribe con C de corrupción y clientelismo, no es pertinente. 

En medio de este panorama, varios sectores del país hemos venido soñando y construyendo alternativas y procesos desde los cuales rechazamos esa Polombia con P que promueve el uribismo. Pese a las dificultades organizativas y políticas y a la represión estatal, desde la lucha social callejera hemos venido construyendo otra Colombia, pero esta, tiene la P de paz y la D de la democracia que tanto necesita la sociedad. Con relación a lo anterior, el escenario más reciente de movilización social es el actual paro nacional. Hace mucho tiempo no se presenciaba en el país una fuerza social tan significativa, una movilización que volcara masivamente a los colombianos a las calles en rechazo a las reformas neoliberales que se pretenden adelantar y una fuerte manifestación de inconformidad frente al gobierno. 

El contexto en el que se gestó el paro nacional, favoreció a las fuerzas sociales, a los sectores y organizaciones, generando así un proceso bastante interesante, que incluso desbordó la convocatoria de las centrales obreras y organizaciones que habían proyectado el paro solamente para el día 21 de noviembre, el cual tuvo su flujo de movilización el día 21 de noviembre y se fue prolongando y fortaleciendo con cacerolazos y manifestaciones posteriores, y tuvo su reflujo en la medida en que se acercaba la época navideña. 

Fue un estallido social de indignación generado por varios factores —que a su vez son causas—, los cuales desencadenaron que dichas dinámicas de movilización fueran tan contundente, estos elementos confluyeron entre sí en un momento determinado y provocaron una coyuntura de movilización nacional, que desembocó en manifestaciones masivas en diferentes territorios y no solo en las ciudades principales. El contexto y los factores a los que se hace alusión, son los siguientes: uno, la no implementación del acuerdo de paz de La Habana y el asesinato sistemático a líderes sociales y exguerrilleros; dos, el incumplimiento del gobierno de Duque a los acuerdos que llegó con los estudiantes universitarios en el marco del paro del año pasado, así como también, la polémica a raíz del intentento de aprobar el artículo 44 del Presupuesto General de la Nación, que pretendía utilizar el presupuesto de las universidades públicas para pagar demandas en contra de la Nación (El País, 17 de octubre de 2019); tres, antes del paro nacional iniciado el 21 de noviembre, el contexto de América Latina ya estaba atravesado por constantes jornadas de protesta social (por ejemplo, el caso de Ecuador, Chile, entre otros) que, de un modo u otro, contagió e interpeló a la población colombiana, y, salvo el caso de golpe de Estado contra Evo Morales, generó motivación en aquellas personas que nos identificamos con las ideas de transformación social; cuatro, el paquetazo de Duque en el que se encontraba la reforma tributaria, pensional, entre otras; cinco, el bombardeo en el que fueron asesinados los menores de edad en zona rural de San Vicente del Caguán, el debate de moción de censura en el Congreso contra del ministro de Defensa Nacional, Guillermo Botero y, desde luego, la respuesta del subpresidente a un periodista que desató indignación: ¿de qué me hablas, viejo?; seis, el rechazo del Congreso de la República a las objeciones a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) presentadas por el subpresidente Duque; siete, la desaprobación de la ciudadanía frente al gobierno de Duque; y siete, la citación de la Corte Suprema de Justicia al expresidente Álvaro Uribe Vélez. Estos últimos factores son de gran relevancia en la medida en que le ha venido restando legitimidad al partido de gobierno (Centro Democrático) y a su peón, Iván Duque, quien hoy en día tiene una alta desaprobación por parte de los colombianos. 

A esto hay que sumarle la falta de formación política del subpresidente Duque y el manejo errado que la bancada de gobierno le dio a la convocatoria del paro nacional, planteando que, según ellos, este se convocaba a base de mentiras, que estaba influenciado por el Foro de Sao Paulo, entre otras cosas; además, la persecución política y la estigmatización que se desarrolló antes del 21 de noviembre, que por ejemplo se vio reflejada en varios allanamientos a líderes sociales y personas relacionadas con el paro (Telesur, 19 de noviembre de 2019).

Debido a esto, y a los problemas estructurales que tiene el país, el 21 de noviembre fue un día que pasó a la historia. De esta manera, y siendo jocoso frente a la frase y la torpeza política de Duque, el pueblo colombiano demostró en las calles de qué estamos hablando, viejo. Se puso en evidencia que ese tal paro nacional sí existe; quedó claro que hablamos de la rabia, la indignación y la irreverencia de un pueblo que está cansado de las mentiras y las políticas retrógradas del gobierno y del Estado. Estamos hablando de la inconformidad que sentimos ante las reformas que ustedes intentan camuflar (reforma tributaria, pasional, holding financiero, entre otras), que responde a intereses supranacionales. Estamos hablando de que no queremos que nuestro país siga siendo conducido por gobiernos que son títeres del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estamos hablando que no queremos más multinacionales ni megaproyectos extractivista; queremos una Colombia libre y soberana. 

Viejo, estamos hablando del fracking, el extractivismo, la miseria, el hambre y la guerra. Estamos hablando de que este país no está siendo conducido de manera correcta; queremos timonear este territorio y darle un giro político porque la derecha y la extremaderecha ya no debe gobernar más.

Hablamos de la alegría, la creatividad, de las marchas, los cacerolazos y la rebeldía de un pueblo que no soporta más la desigualdad social. Estamos hablando de Dilan Cruz, de Nicolás Neira, de Tarcisio Medina, de Gonzalo Bravo Pérez, de Uriel Gutiérrez y de los miles de estudiantes que han sido asesinados y desaparecidos por este Estado represivo y criminal. Estamos hablando de los falsos positivos que se realizan para demostrar avances en las políticas guerristas a costa del dolor de jóvenes inocentes y el sufrimiento de sus familiares. Estamos hablando de los indígenas, los campesinos y los exguerrilleros que han sido asesinados en este gobierno, el cual ha guardado un silencio cómplice y no brinda las garantías necesarias. Hablamos del incumplimiento del gobierno al Acuerdo de paz de La Habana y del constante asesinato a líderes sociales y excombatientes. 

Estamos hablando de muchos temas trascendentales para el país, desde antes que usted llegara a la casa de Nariño como “Presidente de la República”, pero, eso se lo puede contar su papá, porque antes no sabíamos ni quién era usted, ni usted mismo sabrá por qué está de subpresidente; de hecho: ¿de qué presidente me habla, viejo?, ¿del presidente o del subpresidente?, ¿del siervo o el amo?, ¿del presidente real o del títere que ponen los grupos económicos y los grupos de presión? Viejo, le estamos hablando de la lucha social y popular de un pueblo que cada vez tiene mayores niveles de movilización, de la lucha por la paz, la democracia y la dignidad. Viejo, en síntesis —y su papá lo sabe, ya que usted todavía está muy pequeño y le hace falta crecer, en especial políticamente hablando para que pueda dimensionar muchas cosas—, de lo que le estamos hablando es que el pueblo unido está demostrando en las calles que su gobierno, al igual que el patriarcado, como dice la consigna de nuestras compañeras feministas: "¡se va a caer, se va a caer!" y ¡arriba el pueblo explotado que va a vencer, que va a vencer!

Referencias

Betín, T. (11 de noviembre de 2019). Los pormenores del bombardeo en Caquetá. El Heraldo. 

Caracol Radio. (7 de noviembre de 2019). "No escuché lo que me pregunto": Duque, sobre "¿De qué me hablas, viejo?"

El País. (17 de octubre de 2019). Polémica por artículo que permite pagar demandas con dinero de la educación. 

Pulzo. (12 de noviembre de 2019). No serían 8, sino entre 16 y 18 los menores muertos en bombardeo en Caquetá: Noticias Uno.

RT. (8 de noviembre de 2019). "¿De qué me hablas, viejo?": la respuesta de Duque sobre la masacre de Caquetá que indigna a Colombia (VIDEO). 

Telesur. (19 de noviembre de 2019). Denuncian a policía colombiana por allanamientos antes del paro. 

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