Entre la realidad virtual y la realidad de lo virtual [1]
Un año llevan los promotores de la “paz” (Santos) y de la “guerra” (Uribe) queriendo sobrevivir políticamente al mutuo descalabro del Plebiscito (02.10.2016).
En esa fecha Santos se autoderrotó con sus mentiras y a punta de mentiras ganó Uribe.
Cada uno con su falsa bandera tratando de convertir su “realidad virtual” (polarización) en una “realidad de lo virtual” (miedo al castrochavismo).
Han contado con la ayuda de las FARC. Esa guerrilla era el motivo principal de ambas “realidades” y ha tenido que construir su propia realidad virtual para incursionar en política legal: ¡Creerse triunfadores!
No obstante, la polarización se agota. Otros problemas preocupan a la gente y desplazan el tema del fin de la guerra. Nuevos actores políticos entran en escena y la guerrilla comprueba con incumplimientos a granel y en carne propia, la realidad de la derrota.
La “amenaza castrochavista”, construcción uribista que ha servido para engañar y aterrorizar a millones de colombianos, se va diluyendo. Pero, lo interesante del momento es que las derechas extremas no tienen otra carta política para jugar.
Hoy vivimos un verdadero “acontecimiento” en Colombia. Que Uribe y Vargas Lleras ataquen a Fajardo, Claudia y Robledo, acusándolos de ser agentes de las FARC, es señal de un quiebre histórico. ¡Están amarrados al pasado y no tienen más de donde agarrarse!
La derecha perdió la iniciativa y la izquierda armada –que nunca fue una amenaza real para la oligarquía– quedó reducida a lo que siempre fue: un instrumento de distracción y un obstáculo para la lucha social. La pretensión de convertirla en una gran amenaza ya no funciona.
La lucha contra la corrupción político-administrativa irrumpió con fuerza sostenida y destruyó la falsa polarización entre Uribe y Santos. Es el gran acierto de los candidatos agrupados en la Coalición Colombia y resultado de la evolución inevitable de la vida.
Los corruptos –“pacifistas” y “guerreristas” – se van arrinconando en el mismo campo. Poco a poco van mostrando su verdadera catadura. Dicho fenómeno se presenta en Bogotá y paulatinamente en las regiones. Y, la jornada electoral lo hará totalmente visible.
Una nueva polarización ha entrado en escena. Entre la decencia y la corrupción. Santos para quedar en la historia tendrá que cumplir precariamente los acuerdos con las FARC pero la verdadera implementación le va a corresponder al nuevo gobierno. ¡Y lo hará!
Ese gobierno de “nuevo tipo” tendrá que hacerlo sin criterios ni sentimientos de odio o venganza. No será nada fácil pero hay que doblar la página de la violencia.
La herencia de décadas de desgobierno, corrupción, destrucción del aparato productivo, narcotráfico, guerra instrumentalizada, desigualdad y pobreza, injusticia e inequidad, es el gran desafío hacia el futuro.
Ese es el reto. Un código de ética del nuevo gobierno debe elaborarse para lograr el apoyo de la sociedad e iniciar la transformación de Colombia. ¡Será apoyándose en la gente o no será!
[1] La realidad virtual es una imitación artificial de la vida: una película, un juego digital, una fotografía. La “realidad de lo virtual” es la fuerza real de una construcción simbólica, parte integral de nuestras vidas, con efectos y consecuencias.