Todos sabemos que, hasta 2008, Venezuela fue, durante más de dos décadas, un mercado de primera importancia para la industria colombiana. Se espera que la re-apertura de relaciones diplomáticas y comerciales en este 2022 sea la oportunidad para que pequeñas y medianas empresas colombianas vuelvan a exportar productos de calidad.
No se sabe si ese monto de más de seis mil millones de dólares que se exportó en manufacturas al vecino país en el 2008 pueda ser replicado pronto. El año pasado exportamos 331 millones de dólares, menos del 6% …
Venezuela no solo fue importante por el monto de exportaciones; también por el valor agregado de las manufacturas colombianas. Mientras a las economías avanzadas se les vendía petróleo, níquel, carbón, café, cualquier visita a un centro comercial en Maracaibo o Caracas nos llenaba de orgullo por las confecciones y textiles colombianos de primera calidad que se ofrecían a los consumidores venezolanos.
En realidad nos fue bien bien con Chávez en materia de comercio exterior... mientras el precio del petróleo se mantuvo alto y Venezuela contara con los recursos para financiar sus importaciones.
En el 2008 ya completaba Chávez diez años en el poder y parece hoy mentira que Venezuela (después de los Estados Unidos) fuera el segundo destino de exportación con algo más del 16 % del valor total de nuestras ventas al exterior. Años atrás, Alemania solía ser el segundo destino; en el 2008, las exportaciones totales a la Unión Europea no pasaban del 13%…
Además de los 6 mil y pico de millones de dólares que exportamos ese año, la balanza comercial con Venezuela nos era ampliamente favorable: el superávit era cercano a los US $ 5.000 millones.
¿Qué exportábamos? Aunque el 2008 fue algo atípico por el aumento del rubro “carnes y despojos comestibles”, que ocupó el primer lugar, los productos colombianos que se vendían al mercado venezolano eran prendas de vestir, vehículos y autopartes, materias plásticas, aparatos y material eléctrico, calderas y máquinas, papel, cartón y sus manufacturas, para citar los más importantes… Nada que ver con las exportaciones de productos primarios y los basados en recursos naturales, que constituían el grueso de las exportaciones a los países de alto ingreso.
El 2008 fue el año de la crisis financiera, el de los famosos créditos sub-prime y de la caída de los precios del petróleo. Además de ser al año en el que más exportamos, también fue cuando se encendieron las alarmas para Colombia. Apretadas las autoridades venezolanas por la caída de los ingresos petroleros, clasificaron los bienes importados entre prioritarios y no prioritarios. Entre los primeros figuraban las medicinas, alimentos y algunos equipos y maquinaria. Y los nuestros, fueron clasificados dentro del grupo de los no prioritarios.
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De ingrata recordación fueron las medidas del Cadivi que comenzó a dar el visto bueno a los pagos de los bienes prioritarios, dejando colgados de la brocha a un sinnúmero de empresas colombianas
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De ingrata recordación para los industriales colombianos fueron las medidas del Cadivi (Comisión Administradora de Divisas) que comenzó a dar el visto bueno a los pagos de los bienes prioritarios, dejando colgados de la brocha a un sinnúmero de empresas colombianas. Por añadidura, a la par de la escasez de dolares, las autoridades venezolanas impusieron medidas sanitarias y fitosanitarias que tuvieron alto impacto negativo en la venta de productos como huevos, ganado, pollos, hortalizas y frutas. El trancón de los pagos, en muchos casos, se convirtió, simplemente, en el no pago. La directora de la Cámara de Comercio Colombo-Venezolana estimaba que, con el quiebre del comercio exterior entre los dos países “unas 250.000 familias colombianas y 100.000 venezolanas (que) viven del comercio exterior “ fueron las primeras perjudicadas.
Vino, años después, la ruptura de las relaciones diplomáticas, la profunda crisis económica venezolana y la gigantesca inflación y la dramática salida de millones de venezolanos y, aunque suene obvio, Venezuela no es la de los años anteriores al 2008, la Venezuela que atrajo a millones de colombianos décadas atrás.
Pasados lo años, a Maduro no le quedaban algunas horas, como proclamó el presidente colombiano en la frontera en febrero del 2019, ni Guaidó pudo extraditar a Aída Merlano tal como lo solcitó el gobierno de Colombia. Sigue Maduro al mando con una oposición dividida y con precios mejores en los ‘commodities’ que los de los años de la gran crisis.
Colombianos y venezolanos se consideran, de forma recíproca, mercados naturales. Empresarios colombianos ven una oportunidad dorada en un mercado que parece mejorar y que se encuentra desatendido.
¿Replicaremos algo de lo ocurrido con el éxito exportador del 2008 y los años anteriores?
Parece, por ahora, que los precios del petróleo, por cortesía del Sr. Putin y su invasión a Ucrania, se conservarán en un nivel que, si bien no es el más alto, sí es muy superior al de años pasados; es decir, parece que, al menos en los años próximos, no habrá réplica de las medidas del Cavidi, la pesadilla de los exportadores colombianos. Parece…
