No cabe la menor duda del gran éxito que tuvo el escritor y politólogo argentino Agustín Laje, con su más reciente libro titulado ‘’Generación idiota’’ No es para nada desdeñable reconocer su gran acogida por parte de aquellos incautos, curiosos o fanáticos de la extrema derecha que saciaron sus ansias con este panfletario y propagandista libro, del que yo denomino como el pasquín publicista de la extrema derecha. Sin embargo más allá de reconocer un éxito en ventas lo cual no es estrictamente sinónimo de producto de venta o compra de calidad, es imperioso entender que para todo hay y habrá cliente, público y nicho, y que es innegable de igual forma reconocer que el discurso del odio, la exclusión y el fanatismo todavía vende y cala en una sociedad cada vez más sumida por el afán de repetir los errores de un pasado de inconciencias y destrucción humana.
Me llama mucho la atención como a pesar de que la historia es innegable, a la vez que los datos, las cifras, y los hechos, algunos idiotas siguen auspiciando, acogiendo y patrocinando los discursos que avivan y reviven a los fantasmas de un mundo basado en el individualismo, la concentración del capital, el clasismo, la discriminación, la violencia sobre las minorías, el sálvese quien pueda y de todo aquello que nos ha hecho descender a los estados más paupérrimos como sociedad. No es entendible como hoy a pesar que todos tienen el derecho de opinar como se les dé la gana, todavía haya sectas que apoyen y defiendan la negación de derechos de las mujeres, sus luchas, y todo aquello que ha hecho posible que usted y yo que está leyendo esto con libertad y plenos derechos, derechos que fueron ganados en las calles, y que para nada fue un regalo de esos que hoy le dan gasolina a sus ministros de propaganda en el mundo para vociferar los beneficios de un fascismo peligrosos y detestable a los ojos del principio de lo humano.
Joseph Goebbels jefe de propaganda y comunicación del nazismo decía ‘’una mentira repetida mil veces se convierte en verdad’’ y es precisamente tal frase que me lleva a pensar del éxito de libros como este, y por ende de personajes como el señor Laje, que sin ir más allá de sus primeras páginas lo único que pregona al público que le lee son mentiras, esas que han sido tan necesarias para estos fascistas para expandir los miedos al cambio, y para vendernos miedos y así vendernos seguridad, una que según ellos nos lleven por la senda del progreso, progreso en donde la frase más conocida es que ‘’el pobre es pobre porque quiere’’ o aquella que dice ‘’trabajen vagos’’
Si pensar en que se debe seguir defendiendo los derechos de las mujeres, los campesinos, los indígenas, los afros y los derechos de los que nunca los han tenido es ser una generación de idiotas, entonces, si lo somos. En definitiva la única batalla cultural y rebelión que debemos hacer los pueblos de hoy, es evitar que la propaganda fascista nuevamente retorne y nos imponga su perpetuo sistema, ese sí, idiota, que lo que ha traído a la sociedad es una generación de indolentes, esclavistas y violentos que han buscado masacrar los principios democráticos que hoy en día se aprovechan y disfrutan plenamente, pero que sin llegar a exagerar desean a como dé lugar hacer estallar, y así hacer revivir a los publicistas ya enterrados como Goebbels, y hacer surgir a los nuevos como Laje.
¡no pasarán!