¿Quién en Colombia no sabe algo sobre la ley?, ¿cuántos no pregonamos tener un defensor de la ley en nuestra familia? Somos uno de esos países que habla de la legalidad todos los días. Pero, así como hablamos de legalidad –así sea de la manera más burda– siempre buscamos la manera de evitarla, de saltarla, de jugarle una triquiñuela e ir un paso delante de ella.
Pero afortunadamente los órganos estatales velan por el cumplimiento de todos los aspectos de la Constitución y la ley colombiana. Así, cuando van a proferir una ley, una sentencia, un decreto, un acuerdo, siempre buscan velar por el bien de la comunidad y mantener sagrados los principios bajo los cuales “renació” este país (en 1991). Además, quienes están encargados de cumplir dichas funciones tienden hacer honorables personas de nuestra sociedad. Podemos confiar, firmemente, que su labor se realizará cabalmente.
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¡Bah! Ahora sí hablemos sobre lo real. Son esas personas las primeras en jugarle la triquiñuela a la ley, de buscar la manera de saltarle o pasarle por un ladito, de comer sin untarse. Y de qué manera les podemos decir algo, si ellos son tan solo la representación de la sociedad en la que vivimos: siempre buscando el atajo, el camino más fácil. El copy-paste de la minuta, el copy-paste del argumento de la sentencia, el no leo el material, y para colmo –la mejor de las triquiñuelas–: los micos en las leyes.
Para rematar, es decir, el colmo de los colmos: el mico, llega a afectar el bienestar de la comunidad misma, que en busca de no verse afectada se pasa la ley por la galleta, se la juega, le da un saltico, y como no es bueno para muchos, simplemente, nadie vio.
¡Aguas que nos cae la ley! Cuál ley si no les cae ni siquiera a quienes la redactan. Y si por cosas del, mal pero a veces correcto, funcionamiento de la divina providencia, les llegará a caer la ley… ¡frescos! La trampita esta lista, si me culpan por esto, yo hice aquello, y sale a flote esa malicia indígena… es saber hacer las cosas para dar un saltico a nuestro favor.
Mejor decir: ¡Aguas que se nos cae la sociedad! Porque de mico en mico, de salto en salto, de trampita en trampita… aquí empezamos a perder el rastro de la sociedad misma.
Mauricio Duarte
@UnTalDuart
