Conviene recordar como las fuerzas no avanzan al mismo tiempo, como se hace evidente en la relación entre la política y la ciencia. La política oficial no es diáfana en relación con la ciencia. Bien se puede ver que la verdad científica plantea cuestiones que la política no está interesada en reconocer, mucho más cuando los intereses económicos están presentes. En resumen, se puede afirmar que la contaminación de las aguas no lleva a una toma de decisiones para reducirla o eliminarla. A su vez, en la esfera de la polución del aire se trata de esquivar por todos los medios el problema, dado que la política está atada a los intereses económicos.
El metabolismo de la ciudad es el intercambio de alimentos, combustibles, vestuario, materiales de construcción, energías, bienes durables, agua y aire, con la naturaleza.
El suministro de agua se inicia en los embalses. Las plantas de tratamiento -filtración y clorificación- hacen posible la pureza del agua que luego es distribuida para el consumo. El agua penetra silenciosamente a la ciudad, es utilizada, y pasa a las alcantarillas, como agua residual. Esta constituye un problema porque, en la mayoría de pueblos, ciudades no existen los procesos químicos y biológicos que tengan como fin eliminar la contaminación, en otras palabras, la presencia de componentes nocivos que suponen un perjuicio para los seres vivos.
El intercambio entre el hombre y la naturaleza es complejo cuando se trata de la polución del aire. En tiempos recientes se pone en cuestión la contaminación producida por las volquetas. Pero la cuestión es más compleja, dado que, todas las casas, pisos, automóviles, camiones, autobuses, fábricas, plantas de energía vierten humo a la naturaleza. (Cuestión curiosa: el humo de un bistec asándose en una parrilla no es considerado como contaminante, sino que encierra un fragante aroma).
La posibilidad de eliminar la polución del aire contempla tres elementos. La primera es la sustitución de combustibles que tienen elementos “sucios” por energías “limpias”. Un segundo punto es el cambio de tecnologías para reducir la polución. El tercer elemento es la eliminación de los componentes perjudiciales de los gases desprendidos. Hay que añadir la relación entre la polución del aire y la salud humana. Así, se conceptúa que la polución produce enfermedades pulmonares como la bronquitis crónica y enfisema pulmonar, además de complicaciones cardiovasculares y afectación del cerebro. Más la polución de mayor magnitud y de gran preocupación es la que ocasionan los vehículos de motor y el uso de hidrocarburos. La calidad de la vida moderna es afectada por el tubo de escape de los vehículos de motor que lanza al aire sustancias contaminantes.