Tardíamente se ha sabido en las redes sociales de la agresión, e intento de censura, de la cual fue víctima Luz Marina Esper, editora del Diario La libertad, por parte del equipo del Viceministro de Educación Nacional, Víctor Saavedra, en una charla de socialización con padres de familia, rectores y público en general, a propósito de los controvertidos manuales de convivencia. El bochornoso incidente se verifico en los salones del exclusivo Colegio Hebreo Unión, al norte de Barranquilla, el jueves de la semana pasada. El Diario La Libertad, propiedad de la familia Esper, impulsó las movilizaciones de protesta contra dichos manuales de convivencia (El Heraldo, el diario oficialista de la ciudad, guardó silencio en todo el debate) gracias a la movilización convocada por este medio independiente. El plantón de Barranquilla fue el más numeroso del país.
A pesar de haber sido formalmente invitada al evento, no más entrar al recinto, un funcionario de la oficina de prensa del Viceministerio la tomó del brazo y le dijo: “O te sales o te saco”. A lo que ella se negó. El incidente provocó las protestas de los demás asistentes, que reclamaban la incoherencia del Ministerio de Educación que pretende enseñar tolerancia con la diferencia y al mismo tiempo, practique la segregación, el irrespeto y la censura.
Pese a que los asistentes apoyaron a Esper, el intento de sacarla del recinto, por las buenas y mediante, “respetuosos pedidos” se mantuvo a lo largo de todo el evento.
Contrario a El Heraldo, quien es considerado la Gazeta Oficial de la Alcaldía de Barranquilla, el Diario la Libertad tiene una larga tradición de independencia y rebeldía ante la clase política y empresarial de Barranquilla. Con su director Roberto Esper, a la cabeza, ha liderado durante largos años movilizaciones monumentales que han puesto a sudar la gota gorda al imperio empresarial y político constituido por la familia Char, quienes controlan prácticamente todas las instancias de poder y medios de comunicación en la ciudad y la región.
La independencia y rebeldía del Diario la Libertad, ha significado un alto costo en perdida de pauta publicitaria oficial, la cual se va prácticamente toda para las empresas de comunicaciones controladas por la familia Char. La Libertad se ha mantenido durante años como el representante solitario de la auténtica casta de periodistas sin precio de venta. Todo esto en un maremagnum de mediático que en coro alaba sin reservas al imperio Char, ocultando sus protuberantes errores y desaciertos.
Por eso no es casual que con violencia e irrespeto, jalándola físicamente para afuera del recinto hayan intentado segregar una vez más a una de las poquísimas periodistas independientes de la Costa Caribe Colombiana.
Pero como si no fuera suficientemente grave en sí mismo, por ser violencia de género, por ser Luz Marina Esper quien es y todo lo que la grandeza de su trayectoria representa, ocurre precisamente en la socialización de los manuales de convivencia para la paz, la solidaridad, la tolerancia con la diferencia, con el otro, con el que no cabe en un sistema homogéneo y estereotipado de roles arcaicos y devenidos.
Las mujeres, las periodistas, las líderes sociales de la Costa Caribe Colombiana nos sentimos, todas en una, agredidas y violentadas por este gesto del equipo del señor Viceministro de Educación. Una disculpa pública es justa y necesaria.