La desaceleración económica de China ha repercutido perversamente a nivel mundial, particularmente en las “estructuras en desarrollo”, pues el gigante asiático se disputa con Norteamérica el predominio económico/político orbital. Merced a su eficiente diplomacia, durante cinco décadas China urdió un tramado de acuerdos que le permitió consolidar la exportación de sus bienes/servicios/finanzas por todo el planeta, extendiendo sus vínculos a más de 120 Estados. De ahí que, su “crisis” concierne a todos puesto que perjudica el crecimiento económico global.
Entre otras praxis mercantiles chinas mencionamos: tratado de libre comercio de la Asociación Económica Integral Regional -15 países de Asia/Pacífico, 2.500 millones de consumidores: primer mercado mundial-; Nueva Ruta de la Seda –red comercial con Asia/África/Europa, 70 países-; convenios con Latinoamérica -Argentina/Brasil/Chile/Perú/Uruguay-, en los que “el Gigante” es el primer socio comercial: crédito, inversiones en infraestructura/comercio.
Después de USA, el segundo socio comercial de Colombia es China –Vgr., metro de Bogotá-. La influencia planetaria de China nos inclina a posicionarla prioritariamente. La reciente visita del Presidente Petro a Beijing podría tener éxito a sí impulsamos empresas competitivas orientadas a satisfacer ese mercado para mejorar nuestra balanza de pagos.
En los últimos cuarenta años China multiplicó por 30 su PIB, sustrajo de la pobreza a 900 millones de ciudadanos y comparte con EE.UU. el primer lugar como potencia económica. Sin embargo, cifras actuales exhiben un sector financiero extenuado, endeudamiento excesivo, construcción desbarajustada, reducción/envejecimiento poblacional, decrecimiento productivo, contracción del consumo en hogares, desempleo juvenil, inflación, encogimiento de la demanda, caída en importaciones/exportaciones, sin que se vislumbren soluciones inmediatas/mediatas (The Economist, diciembre 2023).
Al “Gran Líder” Mao Zedong (1949/76), lo sucedió el “Reformador Aperturista” Deng Xiaoping (1978/89), quien acometió una Nueva Política Económica centrada en el crecimiento –promoción del sector privado; asociación/comercialización con Norteamérica-Europa; introducción de la competencia; adaptación de la gobernanza a los cambios implementados; redistribución real del ingreso; política macroeconómica/exterior equilibrada.
Sintetizando: ¡estabilidad/controles institucionales al gobernante. Tal REVOLUCIÓN POLÍTICA transformó la dirección unipersonal por un liderazgo colectivo. Jiang Zemin (1989-2002) y Hu Jintao (2002-12) giraron la orientación agraria por otra industrial: producción de bienes exportables/inversión extranjera (relocalización empresarial USA/Europa; absorción de la fuerza de trabajo rural barata por las ciudades industriales; conversión de la tierra/propiedad raíz en motores del crecimiento, etc.)
Cuando Xi Jinping llegó al poder (2012), la economía china crecía a tasas superiores al 10% anual. Luego de tres años de encerramiento –“Covid Cero”, 2019/23- el gigante asiático reapareció, pero las condiciones habían cambiado cualitativamente –retiro estadounidense de China, durante el gobierno Trump; reestructuración del orden internacional/regional; guerra tecnológica/comercial contra China y su política Asia/Pacífico-, liderada por EE.UU.-. Internamente, la corrupción de las élites causaba estragos; la desigualdad de ingresos estaba en auge; los gobiernos locales soportaban pesadas deudas; la “burbuja inmobiliaria” originaba graves problemas económicos, etc.
Según la profesora de la Universidad Johns Hopkins, Yuen Yuen Ang, Xi Jinping reafirmó el papel del Estado en la economía, reconcentró el poder individual, reinició la eficiente política externa, causas que acrecieron los desequilibrios económicos y las tensiones políticas, instaurando el “modelo de crecimiento desbalanceado y peligroso que ha tenido China en las últimas décadas” (El Espectador, 7/01/2024).
Si la economía norteamericana ha sido golpeada frecuentemente por las fluctuaciones propias del capitalismo imperialista y han salido adelante, ¿por qué debemos augurarles fracasos estridentes al “socialismo aplicado en las condiciones de China”? ¿Es que las escuelas económicas norteamericanas y sus adalides sobrepasan en capacidad intelectual/académica/administrativa a los pensadores/ejecutores económicos chinos? Las respuestas están por verse en el corto/mediano término.
NO creo en el inmediato desmoronamiento del colosal complejo financiero/industrial/comercial/militar de China. Cosa diferente es que el sistema capitalista disfrazado de cualquier pelambre, siempre estará sometido a las leyes inexorables de los ciclos económicos.
La firmeza/perdurabilidad de la economía mundial requieren de la resolución satisfactoria de los asuntos financieros/productivos que perturban al gigante asiático, particularmente la de los países atrasados.